El cierre de Garoña se va a comer todos los beneficios generados por la central nuclear en los dos últimos años. Nuclenor, la empresa de Endesa e Iberdrola que es dueña de las instalaciones, ha cifrado el coste de la clausura en 100 millones de euros. De esta cantidad, 15,5 millones corresponden a la financiación de los costes en que incurrirá la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa).
El resto, según explica Nuclenor en sus últimas memorias, se debe "a las posibles indemnizaciones al personal, el mantenimiento de las instalaciones desde su paralización hasta que Enresa se haga cargo de las mismas y el coste del combustible no recuperable que permanezca en el reactor en el momento en que se produzca la paralización definitiva de la central".
La empresa ha hecho una provisión por este último aspecto por un importe de 86,4 millones. La cifra es especialmente relevante, porque entre 2007 y 2009 la compañía obtuvo unas ganancias netas de 85,5 millones.
Recurso
La razón, sin embargo, no es porque se haya dado por perdida la batalla, sino porque la normativa obliga a realizar esta dotación en previsión de posibles contingencias futuras. El consejo de administración de Nuclenor, de hecho, decidió el 7 de agosto presentar una denuncia contra la decisión del Gobierno de cerrar las instalaciones en cuatro años, frente al informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear.
La central de Garoña, que, según explica en sus últimas memorias, pasó también un examen de forma satisfactoria el pasado mes de mayo por parte del Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), puede presumir además de un gran músculo financiero.
El año pasado, los ingresos de Nuclenor, que posee también el 2% de la central nuclear de Trillo, se disparon un 60%, hasta 225 millones de euros. Pero lo más llamativo, sin duda, es que el beneficio de multiplicó por quince, hasta 79,9 millones. La empresa asegura que esto ha sido posible gracias "al buen funcionamiento y la alta disponsibilidad de Santa María de Garoña".
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