Empresas y finanzas

La hora de los valientes: sepa cuándo es la hora de presentar la dimisión

  • El crecimiento profesional y personal es la causa principal para presentar la dimisión voluntaria

A finales de marzo de este año, Richard Wagoner, presidente y consejero de General Motors desde 2000, presentó su dimisión después de que reponsables gubernamentales le obligaran a jubilarse. En julio de este año, el presidente de Ruralcaja, Luis Juares, dimitía voluntariamente para seducir a otras cooperativas. Aunque quizás el caso más sonado en nuestro país sea la retirada del tesorero del PP Luis Bárcenas.

En cualquier caso no hace falta esperar a verse salpicado por un escándalo a lo Nixon para abandonar. A pesar de las connotaciones negativas que entraña este concepto, no tiene por qué ser sinónimo de fracaso. La desilusión, la falta de atención a la familia y la voluntad de reorientar una carrera profesional también son motivos de peso que, sin embargo, no siempre se tienen en cuenta a la hora de evaluar este tipo de decisiones.

Cuándo retirarse

Pero, ¿cuándo es el momento? "Cuando desde el punto de vista ético la estrategia de la empresa no va encaminada a tus objetivos. También cuando tienes la necesidad de trabajar en equipo y no puedes o porque se presenta una nueva oferta de trabajo interesante", explica Jesús Sáinz, coodirector del programa integral de desarrollo directivo de ESIC.

Javier Rovira, profesor de ESIC, señala tres tipos de dimisión. En primer lugar, la dimisión stricto sensu, donde el directivo no está de acuerdo con la línea de la empresa y prefiere irse.

En segundo lugar, el llamado pacto de caballeros, donde el comité de administración cree necesario un cambio en la dirección de la compañía y determina la salida del trabajador en forma de acuerdo.

Por último, la retirada a tiempo, que es el caso de una empresa familiar donde los fundadores a cargos de empresas pasan a una segunda fila. "Los altos directivos no dimiten, siguen vinculados al puesto de trabajo, con otras responsabilidades", apunta Sáinz.

Este reportaje muestra los relatos de personas que decidieron dar un giro a su vida para llevar a cabo su sueño empresarial.

Un emprendedor nato

Yazid Isli es un argelino afincado en Madrid desde 1995 que trabajó durante cinco años en una empresa internacional, dedicada a la consultoría de formación. Cuando sintió que había tocado techo, planteó su necesidad de cambio dentro de la misma empresa, pero éste nunca llegó. Negociaron su salida y puso en marcha su proyecto personal.

A los tres años nació Hominem Challenge, una empresa dedicada a coaching, consultoría y formación que lidera junto a su socio.

"Desde el principio sé que he hecho lo mejor y he escuchado más a lo que quería hacer que a la voz de la estabilidad y de la situación actual, todo fue muy positivo".

Crecimiento profesional

José Luis Rodríguez era director de ventas en una multinacional. Sus conocimientos en el sector, su juventud y sus ganas avivaron su espíritu emprendedor. Tras un acuerdo con la empresa, inició su proyecto empresarial. "Lo tenía todo, así que mi decisión se debió más a expectativas de futuro profesional", explica.

Ahora Rodríguez está en vías de emprender un negocio de energía solar porque cree que a pesar de la crisis, es un buen momento.

"Es duro sacar adelante un proyecto, pues requiere bastante organización personal. Además, la incertidumbre acerca de cómo saldrán las cosas te preocupa cada mañana, pero estoy muy contento".

Tomar las riendas

Juan Ruiz llevaba 25 años trabajando como responsable en la planta de fabricación de una multinacional. Cuando ésta cerró, la fábrica lanzó un ERE al que Ruiz se apuntó voluntariamente, tras una decisión pactada con la dirección.

Su objetivo era emprender su propio negocio al tiempo que obtenía prebendas del ERE. "Me sentía con fuerzas y con edad suficiente como para emprender, además, mi futuro lo quiero decidir yo, no la empresa", afirma Ruiz.

Junto a su mujer sacó adelante su propia empresa dedicada a la distribución y fabricación de cosmética, que funciona con éxito.

Bendita prejubilación

En otros casos, la prejubilación se presenta como una forma de dimisión involuntaria. Luis de Verger trabajó durante tres décadas en el sector financiero. A los 50 años de edad le comunicaron la noticia de la prejubilación. "Es algo que no puedes rechazar cuando estas en un puesto directivo, va contra el sentido común".

Terminó la carrera de Derecho, iniciada en su juventud, y montó un despacho de abogados en el que actualmente trabaja. "Ha sido un cambio muy positivo, para mí, la abogacía es algo vocacional. Por un lado me mantengo activo y me siento más desarrollado en el ámbito profesional y en lo humano".

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