Este año está siendo todo un vía crucis para la mayoría de las compañías que operan en España. Pero las que tienen su negocio estrechamente ligado a sectores como el de la construcción o el inmobiliario la situación se ha tornado aún más dramática y la búsqueda de soluciones urgentes se ha convertido en una prioridad.
Éste es el caso de la cadena de origen francés AKI, dedicada al bricolaje, que pelea contra viento y marea para seguir manteniendo en todo lo alto el interés de los consumidores. Su director general en España, Frédéric Capdeville, reconoce un importante parón del negocio en los últimos meses, aunque ya adelanta que la receta central para salir del bache será la de siempre: mejorar cada día la atención del cliente.
¿Cómo están haciendo frente a la acusada caída del consumo?
Bueno, yo soy de los que piensan que la crisis siempre es una buena oportunidad para trabajar mejor. Cuando las circunstancias son propicias es más fácil caer en el error de descuidar el negocio. Esto te obliga a pensar en nuevas soluciones y es justamente lo que estamos haciendo.
¿Cuáles son estas nuevas medidas?
Sobre todo estamos trabajando en la promociones para despertar la atención del consumidor y hemos acometido un importante cambio de imagen corporativa. Nuestra intención es ajustar al máximo los gastos para evitar recortes de personal.
¿Considera apropiada una guerra de precios?
Creo que una guerra de precios siempre es perjudicial para el mercado. Cuando bajan las rentas, lo importante es ofrecer novedades para mantener bien alto el ánimo del cliente. Cada uno tiene que gestionar sus niveles de promoción, pero las empresas que mejor resisten son las que mantienen una buena relación calidad-precio. En situaciones de crisis, siempre gana el consumidor.
¿Cómo se está comportando el negocio en España?
La verdad es que la situación no es la idónea. Para final de año esperamos una caída de la facturación de entre el 5 y el 10 por ciento, aunque personalmente creo que las circunstancias mejorarán a partir de septiembre. España, donde tenemos 35 tiendas, es nuestro segundo mercado después de Francia y es importante estar muy atento a la evolución de este mercado.
¿Es la Península uno de sus mercados más castigados por la contracción del gasto?
Es cierto que todas las ventas relacionadas con las reformas o la construcción se han estancado, pero a pesar de todo seguimos centrados en la apertura de nuevas tiendas. El año pasado abrimos siete establecimientos y, para este ejercicio, queremos abrir tres más. Aquí, no estamos sufriendo a nivel de tráfico de clientes, lo que está fallando es la compra media. De ahí lo de las promociones.
¿Alguna meta para este año?
Seguir con nuestra misma política de aperturas para mejorar nuestro concepto de tienda, garantizando una buena política de precios.