Amortizar. Ésta es la palabra clave. El escenario actual de tipos invita a destinar parte de la paga de verano?si no toda? a la hipoteca para amortizar cuota, y lo más jugoso, intereses. Porque pagarlos en este momento, sale, como es obvio, más barato.
¿Destino mi paga veraniega para volar a Cancún o amortizo hipoteca? Bueno, quizá puede ser más austero en sus vacaciones, yendo a alguna de nuestras costas nacionales y darle a cambio un buen empujón al préstamo más largo y costoso de su vida. El momento no puede ser mejor. Los tipos están bajo mínimos (1,413, el euribor a 12 meses) y pagar una buena cantidad de intereses al banco resulta más barato ahora.
Y es que al margen de la desgravación fiscal que tiene destinar hasta 9.000 euros por contribuyente a la hipoteca(algo que dejará de aplicarse a partir de 2011), amortizar hipoteca es la mejor forma de ahorro en estos tiempos si es que está embarcado en el pago de este préstamo. La regla de oro es: cuanto antes lo liquide, más barato le saldrá en términos de intereses. Por esta razón hay que tener en cuenta que no todas las amortizaciones tienen el mismo efecto.
Por un lado, se puede amortizar cuota, con lo que ésta queda reducida en un determinado porcentaje. Esta opción es más interesante en un entorno de tipos altos ya que el previsible aumento de la cuota, pasada la revisión al alza, puede verse compensada en este caso. Sin embargo, con un escenario de tipos bajos como el actual, conviene amortizar plazo, lo que alivia la carga financiera del préstamo con el consiguiente recorte en el pago de intereses.
Pero, cuidado, no hay que perder de vista que esto opera, sobre todo, en los primeros años de pago del préstamo, que es cuando se paga la mayor parte de los intereses. En los dos primeros, de hecho, se acumulan alrededor del 20 por ciento de éstos.
Esto es así en la mayoría de las hipotecas que se contratan en nuestro país, dado que se suele aplicar el sistema de amortización francesa. Consiste en que, a medida que transcurre el préstamo, el capital se amortiza de forma creciente, mientras que los intereses, que se calculan sobre el saldo, se amortizan de forma decreciente. De esta forma, y cuando queda poco saldo que pagar y prácticamente sólo se está devolviendo capital, las amortizaciones operan básicamente en esta parte de la cuota y no en la de los intereses. ¿Conclusión? Resulta indiferente que el euribor esté alto o bajo.