Elena Moreno
Davos (Suiza), 27 ene (EFE).- Las mayores potencias comerciales del mundo decidieron hoy reanudar con prontitud las negociaciones de la Ronda de Doha en Ginebra, y aunque no fijaron la fecha, sí reconocieron que un eventual fracaso tendrá costes que van más allá del comercio.
"Reanudamos por completo las negociaciones", afirmó hoy el director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, al término de la reunión informal que los representantes de Comercio de EEUU, la Unión Europea (UE), Brasil e India y otros veinte países celebraron en la ciudad de Davos, en los Alpes suizos.
A iniciativa de la ministra suiza de Economía, Doris Leuthard, se convocó esta reunión, al margen del Foro Económico Mundial (FEM), para reanimar el proceso negociador de esta ronda de liberalización comercial que se lanzó en Doha en 2001 y que debía de haber terminado a finales de 2006.
"Todos han expresado su deseo de reanudar con rapidez todas las actividades de los diferentes grupos negociadores de cara a obtener un acuerdo", señaló Leuthard, que también subrayó que los países estuvieron de acuerdo en que la nueva etapa de las tratativas tiene que tener un "enfoque global".
Lamy, que advirtió de que los países "tienen poco tiempo por delante, señaló que hay un "nuevo ímpetu político" en las negociaciones y agregó, en tono optimista, que "hasta en Davos las cosas se pueden descongelar", en referencia a las bajas temperaturas de la estación alpina.
Agregó que llegar a un acuerdo puede ser "más cuestión de meses, que de semestres".
En la misma línea se pronunció hoy el primer ministro británico, Tony Blair, presente en Davos, que indicó que "lo más probable, aunque no sea seguro, es que lleguemos al acuerdo en los próximos meses".
Las negociaciones de Doha quedaron suspendidas en julio pasado, cuando las grandes potencias comerciales (UE, EEUU, Brasil, India, Japón y Australia) fueron incapaces de llegar a un acuerdo sobre la reducción de las subvenciones agrícolas y de las tarifas agrícolas e industriales.
Ahora los países, según indicó Leuthard, se han comprometido a que, en ese "enfoque global", avancen de forma paralela las tratativas en agricultura y acceso a mercados que las de servicios, desarrollo, reglas y facilitación del comercio, los otros asuntos en discusión.
Por su parte, el comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, aseguró que la agenda de Doha "está avanzando" y que "la Ronda no está muerta".
"Las cosas que están sobre la mesa (de negociación) no son perfectas, pero es mejor eso que no llegar a ningún acuerdo", recalcó el representante del bloque comunitario a sus homólogos.
En su intervención, Mandelson se refirió al capítulo agrícola, considerado el más sensible de las negociaciones, para decir que la Unión se ha acercado a las posiciones expresadas por el Grupo de los Veinte (G-20), de países en desarrollo y que lideran India y Brasil.
El negociador jefe de la UE señaló que los comunitarios se acercaban al G-20 porque "representa el equilibrio entre la necesidad de avanzar de forma decisiva, en la liberalización del comercio agrícola, y la de respetar las sensibilidades agrícolas de los menos competitivos y de los que tienen sectores de subsistencia".
"Apostar por ir más lejos nos llevaría seguramente al fracaso", consideró Mandelson, que reiteró que los comunitarios están dispuestos a conceder 10 puntos más a su propuesta oficial de rebajar el 39 por ciento sus aranceles agrícolas.
Recalcó que de "no conseguir un acuerdo ahora, sería perder la póliza de seguro que la OMC representa contra el proteccionismo".
Brasil, convertido en una gran potencia agrícola, ya se ha pronunciado a favor de cierta flexibilidad en la negociación con la UE y EEUU, y a cambio su presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, garantiza que su país "convencerá al G-20" para que haga lo propio "de manera proporcional a sus capacidades".
Uno de los problemas que los países tienen en el horizonte es que en junio expira la Autoridad de Promoción Comercial (TPA), o "fast track", que el Congreso de EEUU da a la Casa Blanca para que negocie acuerdos de comercio internacional sin tener que someterlos al proceso de enmiendas.
El presidente de EEUU, George W. Bush, tiene ahora la dificultad adicional de tener un Congreso de mayoría demócrata que podría echarle a bajo su petición para renovar el TPA, lo que supondría, según los analistas, un retraso de años para la Ronda de Doha. EFE
emm/prb
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