
La Comisión Europea ha presentado su doctrina actualizada sobre la financiación de los servicios públicos de radio y televisión. Bruselas intenta que los medios de comunicación públicos no aprovechen la ventaja de que sus ingresos están garantizados gracias al dinero de los contribuyentes, para competir deslealmente con sus rivales privados.
Bruselas ya encorsetó en 2001 las actuaciones de los Goliats públicos de televisión. Ahora amplía el corsé a nuevas plataformas de difusión de contenidos: Internet, pantallas en espacios públicos, etcétera.
Uno de los temores de la prensa escrita, por ejemplo, es que los entes públicos de televisión aprovechen su músculo financiero y su cercanía al poder político para barrerles del mercado de las páginas de Internet que ofrecen información tanto escrita como audiovisual.
Gobiernos blindados
Pero la iniciativa de Bruselas nace lastrada. Por muchos controles que intente imponer, los Gobiernos se blindaron un amplio margen de maniobra a favor de sus televisiones en el Derecho comunitario, que reconoce la importancia del servicio público de televisión, y deja que cada Estado sea libre de definir qué contenidos responden a tal servicio público, y qué financiación es necesaria para garantizarlos.
Con todo, la iniciativa de Bruselas fue acogida este jueves con satisfacción por lobbies del sector privado como el Consejo de Editores Europeos, la Asociación Europea de Televisiones Comercial, la Asociación de Radios Europeas, la de Editores Europeos de Periódicos, y la Asociación Alemana de Televisiones Comerciales y Servicios Audiovisuales.