El presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha cedido el avión privado que tiene en leasing su compañía a la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, para que pueda desplazarse tranquilamente hoy hasta la reunión de la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra.
El avión, un Gulfstream V, se desplazó desde Brasil a Buenos Aires para recoger a la mandataria, que según indicó el diario argentino La Nación, se negó a viajar en un Airbus 340-300 que tuvo problemas después de haber trasladado a la selección argentina a jugar un partido contra Ecuador.
Aerolíneas Argentinas, administrada por el Estado argentino y en proceso de expropiación al grupo español Marsans, aseguró que no cambiará los sensores de velocidad de los aviones que integran su flota, lo que también pudo contribuir a la decisión de la presidenta.
Según explicaron fuentes de la petrolera a elEconomista, la compañía ha facilitado la operación a la presidenta a través de la sociedad que ganó el concurso para gestionar los vuelos de la mandataria: Aeropuertos Argentina 2000. Es decir, que el vuelo debería pagarlo dicha compañía a la petrolera española. El coste de dicho trayecto no fue facilitado por la compañía, que indicó que cobrará dicho viaje y que no se ha producido ninguna cesión a la presidenta argentina.
Repsol firmó el pasado mes de febrero un leasing para utilizar este avión privado. El grupo optó por un modelo de Gulfstream V que contrató con una compañía de la que no se facilitaron los detalles.
Según fuentes de la empresa, el uso de este avión está permitido además de al presidente, a los directores generales de la entidad y se utiliza habitualmente para las realizaciones de road shows en los que resulta casi más barato la utilización de este tipo de vuelos que los regulares o para la firma de contratos o reuniones del área de exploración y producción.
El jet que utiliza la petrolera está valorado en alrededor de 46 millones de euros y lo fabrica Gulf- stream Aerospace, una filial de General Dynamics.
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