Empresas y finanzas

Catañuña: Debate infraestructuras, crisis empresa familiar y fusión Abertis

Marcos Lamelas

Barcelona, 24 dic (EFECOM).- El ámbito económico en 2006 ha estado marcado en Cataluña por tres constantes: el debate sobre la falta de infraestructuras, la entrada en crisis del modelo de empresa familiar, y el intento de fusión entre Abertis y el grupo italiano Autostrade.

También este verano se producía el que ha sido uno de los hechos más graves en muchos años de la economía catalana: una huelga salvaje de trabajadores de tierra de Iberia en El Prat afectaba a más de 100.000 personas sólo en Barcelona, dejando un aeropuerto internacional once horas bloqueado y más de 600 vuelos cancelados.

En la crisis, ni Iberia, que apostó por crear la línea de bajo coste Clickair; ni AENA, ni las administraciones dieron una respuesta ágil al ciudadano, mientras que la clase política entró en un debate sobre si el aeropuerto barcelonés debe ser gestionado por la Generalitat, por el Gobierno central o por un organismo con participación privada.

Por si la ciudadanía no tenía suficiente, el año se cerró con numerosas averías en la red de cercanías de Renfe, que sufre la falta crónica de inversiones, la masificación de sus líneas, porque muchos ciudadanos han tenido que irse a vivir fuera de Barcelona ante la subida de los precios de la vivienda en la capital catalana, y el impacto de unas obras del AVE que llegan con años de retraso.

Pese a que el nuevo Estatut garantizaba más gasto en infraestructuras, las inversiones territorializables del Estado para Cataluña recogidas en los Presupuestos Generales del Estado de 2007 serán de 3.195 millones de euros, una cifra a la que la Generalitat ha sumado otros 250 millones en materia de ferrocarriles, que parece insuficiente dado los problemas históricos que se arrastran.

Después de que la opa de Gas Natural sobre Endesa quedase bloqueada judicialmente, la Caixa se embarcó en otra gran operación, la fusión de Abertis con el operador de autopistas italiano Autostrade.

La fusión iba a crear la primera concesionaria de autopistas del mundo, con una capitalización bursátil de 25.000 millones de euros, pero las trabas que ha puesto el gobierno italiano en su pugna con uno de los accionistas de Autostrade, la familia Benetton, frustraron finalmente esta operación.

El año 2006 ha visto como tres operaciones han sido el paradigma de la crisis del modelo de la empresa familiar: la enajenación del 51 por ciento de Uniland a FCC por 1.300 millones de euros; la venta de Chupa Chups a la familia Perfetti Van Melle, por 500 millones, y el "divorcio" de los hermanos Rubiralta, que segregaron sus dos grupos en dos ramas, la de material médico, en manos de José Maria Rubiralta, y la de trefilerías, controlada por su hermano Francisco.

En los tres casos, problemas familiares y de cambio generacional han supuesto la pérdida de control por parte del capital catalán, algo que se ha hecho más evidente en el sector inmobiliario, donde promotores españoles han dado un salto de gigante, mientras que los catalanes se han mantenido en un tranquilo segundo plano.

Este entorno ha hecho que entidades financieras catalanas se desprendan de sus filiales inmobiliarias, y así, Banco Sabadell ha vendido Landscape por más de 900 millones al empresario valenciano Enrique Bañuelos (Astroc).

Y Luis Portillo sorprendió al sector hace unos meses pactando con La Caixa una opa que le supuso a su compañía, Inmocaral, desembolsar 3.500 millones por el 93,4 por ciento de Colonial, un grupo mucho mayor que el del empresario sevillano

De hecho, la venta de Colonial ha sido el disparo de salida para un giro estratégico en La Caixa, con menos protagonismo de su grupo industrial para apostar por bancarizar la entidad con inversiones más financieras, incluyendo el anuncio de la compra de un banco extranjero.

Para ello, La Caixa anunció el pasado noviembre que estudia la creación de un holding que sacará a bolsa y que integrará la mayoría de sus participadas, valoradas en 20.000 millones de euros, lo que sería el séptimo grupo cotizado de la bolsa española.

A finales de año, La Caixa decidió también desprenderse del 12,5 por ciento de las acciones del Banco Sabadell por 1.295 millones de euros, consiguiendo una plusvalía de 651 millones.

Por otra parte, el Parlament aprobó en julio un cambio en la Ley de Cajas que alargaba los mandatos de los presidentes de cuatro a seis años, tal y como permite la normativa española, con lo que el actual presidente de La Caixa, Ricard Fornesa, principal promotor de la salida del holding a bolsa, alargó su mandato hasta la primavera de 2009. EFECOM

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