Empresas y finanzas

La venta de tabaco cae un 15% y el fisco pierde 216 millones en sólo dos meses

La industria tabacalera española estaba resistiendo hasta ahora la caída generalizada del consumo, pero, al final, los fumadores han optado por apagar también el cigarrillo. Las ventas se están desplomando ya a un ritmo de más del 15%, según los últimos datos del Comisionado del Mercado de Tabacos: el Estado ha dejado de recaudar por ello 216 millones entre enero y febrero, según los datos de la Unión de Estanqueros.

La caída de la recaudación de los impuestos especiales, la primera en la historia, se elevó al 11,54% en enero y, lejos de frenarse, alcanzó el 11,76% en febrero. Para las cuentas públicas, el dato es significativo porque la recaudación por el IVA está cayendo también en una proporción similar.

El Estado recaudó en conjunto el año pasado 9.007 millones de euros por los impuestos derivados del tabaco, lo que supuso un crecimiento del 4% respecto al ejercicio anterior. El problema es que, ahora, los datos no dejan ningún lugar para la duda de lo que está pasando. La venta de cigarrillos se elevó el pasado febrero a tan sólo 272 millones de cajetillas, lo que supone una de las cifras más bajas en este mes de los últimos años.

Situación grave

La gravedad de la situación es tal, que tal y como informó ya este periódico, el Gobierno se está planteando una subida de los impuestos especiales. En noviembre de 2006 el Ejecutivo fijó ya un impuesto mínimo, que se eleva actualmente a 70 euros por cada mil cigarrillos. Uno de los objetivos era impedir que se pudiera comprar una cajetilla de tabaco por menos de 2,20 euros. No obstante, en el mercado sigue habiendo marcas más baratas y el Ejecutivo podría plantearse por ello una nueva subida.

Según los expertos, otro de los temas que está pendiente también de regular es el del tabaco de liar, que soporta una fiscalidad mucho menor que la de los cigarrillos tradicionales y que está creciendo a un ritmo de más de un 40%. Los estanqueros ya han pedido al Gobierno que aumente los impuestos al tabaco de liar y establezca una tasa mínima igual que los cigarrillos, al considerar que se incurre en una competencia desleal que les permite fijar unos precios muy por debajo del mercado.

La industria, en cualquier caso, está estudiando una subida de precios que según algunas fuentes podría ser inminente.

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