Empresas y finanzas

La transición energética está impulsando la transformación de las economías a nivel mundial, entre ellas, la de Indonesia. Históricamente, el país del sudeste asiático ha dedicado su riqueza en recursos naturales -cuenta con la mayor reserva de níquel del mundo y posee 21 millones de toneladas de este mineral- a la exportación de los mismos, representando esta actividad solo el 5% del PIB total de Indonesia en 2019. Ahora, en cambio, quiere aprovechar estas materias primas para desarrollar industrias centradas en la transformación de las mismas para crear productos que aporten valor añadido, como las baterías de iones de litio que se utilizan en los coches eléctricos.
Como parte de ese plan, el Gobierno de Jokowi Widodo prohibió la exportación de níquel en enero de 2020 y se comprometió a dejar de exportar gradualmente otros recursos naturales esenciales para impulsar estas industrias. El presidente de Indonesia espera que esta estrategia tenga un impacto positivo en la economía del país al reducir su exposición a la fluctuación de los precios de las materias primas y la dependencia de las importaciones, así como en los ciudadanos, al crear puestos de trabajo y generar nuevas oportunidades de negocio.
En concreto, el país del sudeste asiático se ha centrado en tres sectores: la industria minera, la del carbón y los combustibles, y la agroindustria. En el caso del níquel, Indonesia se encuentra investigando la transformación de este mineral en baterías de litio y espera poder empezar su producción dentro de dos o tres años.
El carbón es otro recurso esencial para Indonesia. El país del sudeste asiático es el cuarto productor mundial de carbón y el primer exportador de carbón térmico del mundo. En 2020, la producción de carbón de Indonesia alcanzó los 564 millones de toneladas, de las cuales exportó 405 millones de toneladas, según datos de la Agencia Internacional de la Energía. Dada la actual crisis energética, contar con esta materia prima permite a Indonesia garantizar la seguridad energética para el crecimiento de su economía y, además, se beneficia de los altos precios del carbón transportado por mar, señala una analista de Wood Mackenzie a CNBC. Consciente de esto, el Gobierno de Indonesia está apostando por proyectos de extracción de este material.
Asimismo, el país quiere reducir su dependencia de las importaciones de gas licuado de petróleo (GLP), ya que es el cuarto mayor importador de GLP de Asia. Para ello, compañías como la minera estatal Bukit Asam han puesto en marcha proyectos de gasificación de carbón. El proyecto de Bukit Asam pretende absorber 6 millones de toneladas de carbón para producir 1,4 millones de toneladas de dimetil-éter, una forma de combustible renovable que puede utilizarse como sustituto del gasóleo y el propano. El proyecto, de 2.300 millones de dólares, ayudará a reducir las importaciones anuales de GLP de Indonesia en 1 millón de toneladas.
La estrategia puesta en marcha por Indonesia tiene el potencial para transformar la economía del país y, además, convertirlo en un referente de la descarbonización, no solo con la fabricación de baterías de litio, sino también con la captura, utilización y almacenamiento de carbono a gran escala, asegura la analista de Wood Mackenzie.