Empresas y finanzas

Huertos verticales en interiores: un negocio con potencial para crecer hasta los 9.700 millones en 2026

  • Además, podría ser una solución al problema del hambre en el mundo
  • Permite sembrar una gran cantidad de productos en un espacio reducido
Interior de una de las granjas verticales de Plenty. Foto: Plenty

El suelo cultivable es un bien ya de por sí escaso que, además, debe alimentar a una población que no deja de crecer y se enfrenta a unas condiciones climatológicas que harán que sea cada vez más difícil producirlos. Una posible solución al problema de cómo alimentar a casi 8 millones de personas podrían ser los huertos verticales en interiores. Una opción que permite producir en cualquier lugar sin tener en cuenta el clima y una oportunidad de negocio: se espera que la agricultura vertical crezca hasta los 9.700 millones de dólares en todo el mundo para 2026, frente a los 3.100 millones de dólares de 2021, según ResearchAndMarkets.com.

En esencia, los huertos verticales en interiores es un método de cultivo que permite sembrar una gran cantidad de productos en un espacio reducido al utilizar bandejas que llegan hasta el techo de las instalaciones. De esta manera, ofrece productos frescos cultivados localmente, de rápida comercialización, que se pueden cosechar durante todo el año, libres de pesticidas y de las inclemencias del tiempo. En cuanto a los requisitos básicos que debe cumplir, esta la altura (unos nueve metros máximo), contar con acceso a las principales autopista, estar a un día de viaje a los principales centros de población y tener una fuerza de trabajo educada que entienda la automatización y la ciencia de las plantas. 

Las empresas especializadas en este tipo de agricultura en un entorno controlado tienen planes de expansión. Ejemplo de ello es Plenty, que suministra a las tiendas de comestibles Albertsons, acaba de hacerse con un almacén de más de 8.820 metros cuadrados recién construido en California y se ha aliado con Driscoll's, un vendedor de bayas, para levantar un huerto de interior en el noreste dedicada a las fresas. Además, tiene planeado empezar a vender sus productos en los establecimientos Walmart en California. El gigante minorista es inversor de Plenty desde principios de año.

Otro ejemplo sería el productor de invernaderos AppHarvest, que recientemente salió a bolsa a través de una fusión con Novus Capital. O BrightFarms, otro proveedor de invernaderos, fue adquirido en agosto del año pasado por Cox Enterprises.

A su vez, los huertos verticales están transformando los espacios industriales de estados como Pensilvania, que suministra a los mercados desde Boston hasta Richmond. Una de las empresas que está contribuyendo a este cambio es Bowery Farming, que tiene tres explotaciones en Nueva Jersey y está habilitando un huerto de casi 14.000 metros cuadrados en el emplazamiento de una antigua planta siderúrgica en Pensilvania, cuya apertura está prevista para mayo. Bowery creará y retendrá al menos 70 puestos de trabajo a tiempo completo en los próximos tres años y se ha comprometido a invertir al menos 32 millones de dólares, lo que le ha permitido acceder a financiación y subvenciones estatales, según publica The New York Times.

Por su parte, Upward Farms, una startup que combina la agricultura vertical con la acuaponía y utiliza los desechos de los peces como abono, está construyendo un almacén de más de 23.200 metros cuadrados en Pensilvania. Mientras que BrightFarms ha empezado a construir cinco nuevos invernaderos que tendrán 10 veces el tamaño de sus instalaciones en Selinsgrove (Pensilvania), de 26.000 metros cuadrados.

Sin embargo, el negocio de la agricultura vertical también tiene que hacer frente a ciertos desafíos, entre ellos los elevados costes de la energía o la limitada capacidad de la industria para escalar y diversificarse. En ese sentido, Bruce Bugbee, director del Laboratorio de Fisiología de Cultivos de la Universidad Estatal de Utah, respalda este planteamiento señalando que los tomates necesitan un 60% más de electricidad para crecer que la lechuga, y las fresas necesitan el doble. Además, las luces LED están en torno al 70%, cerca de su máximo teórico de eficiencia. Todo esto limita bastante la capacidad de la agricultura en un entorno controlado para crecer manteniendo los costes bajos.

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