Empresas y finanzas

La estafa de Fórum Filatélico llega al TJUE tres lustros después de la intervención

Foto: Archivo

La estafa de Fórum Filatélico ha llegado, 16 años después de su intervención en mayo de 2006 y con sus protagonistas condenados en firme, al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), que deberá decidir sobre la entrega a Portugal de su cabecilla, Francisco Briones.

El pasado 2 de marzo, la Audiencia Nacional elevó al TJUE una cuestión prejudicial sobre la conveniencia de entregar a Portugal a Briones, en prisión, para que cumpla en aquel país la condena que le ha impuesto un tribunal luso.

En su defensa, y para evitar la extradición, Briones ha alegado que los hechos de la sentencia de la Audiencia Nacional que le condenó, después ratificada por el Tribunal Supremo, son los mismos por los que ha sido juzgado en Portugal, por lo que plantea la excepción de cosa juzgada.

Es decir, no ser juzgado dos veces por lo mismo.

En julio de 2018, doce años después de la intervención de la empresa, la Audiencia Nacional condenó a Briones a 12 años y cuatro meses de prisión como principal autor del "paradigma de las estafas piramidales", sentencia que fue revisada a la baja por el Supremo.

Ya en 2020, el alto tribunal rebajó ligeramente la condena hasta 11 años y 10 meses de prisión, con multa de 49,7 millones de euros, por estafa agravada, falsedad contable, insolvencia punible y blanqueo, al aplicarle la atenuante de dilaciones indebidas.

Por estos hechos, el Supremo impuso condena a penas que oscilaban entre los seis meses y los once años de prisión a 16 acusados, y en cuanto a la indemnización a los afectados, estableció que Briones, dos de sus colaboradores y la propia compañía quienes se hicieran responsables en función de las cantidades entregadas por los clientes, menos el importe que ya hubieran recibido en la fase de liquidación.

En una sentencia de 200 páginas, la Audiencia Nacional consideró que la filatélica desarrolló entre 1998 y 2006 una captación masiva de dinero de pequeños ahorradores, "que seguían los consejos de los activos agentes de la compañía, profesionales convencidos de la seriedad de la organización (...) hasta hacer caer a familiares y amigos en la red especulativa tejida alrededor del sello".

Mediante la publicidad de sus productos, en la que apelaban a la revalorización "constante y sostenida" de unos sellos "sobreestimados", Fórum construyó un "mercado cerrado, ajeno al del coleccionismo" amparándose en una filatelia de más de 121 millones de piezas con "escaso valor".

De este modo, la sociedad sólo era capaz de mantener la actividad reteniendo a los inversores y captando a otros nuevos.

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