
La pandemia ha consolidado una idea que rondaba en los consejos de administración de las grandes farmacéuticas. La era dorada de las grandes compras que ponían patas arriba al sector se está desinflando y, ahora, la búsqueda de crecimiento inorgánico se cimenta sobre la compra de pequeñas compañías con tecnologías o moléculas muy innovadoras y que se encuentran en desarrollo.
La pasada década dejó para el recuerdo grandes operaciones que superaban con holgura los 50.000 millones de euros. Son el caso de Bristol Myers Squiibb y Celgene, el de Abbvie y Allergan, o el de Takeda y Shire, por poner solo tres. ejemplos recientes. Sin embargo, los planes de ahora se corresponden más con una suerte de externalización de la I+D, es decir, buscar pequeñas biotecnológicas que tengan algo muy novedoso o complementario a la cartera principal de la multinacional. Uno de los ejemplos más satisfactorios, sin lugar a dudas, puede ser la alianza de Pfizer con BionTech.
El sentir del sector es diferente al que había hace unos años. No se descartan grandes operaciones pero primarán las adquisiciones con menor riesgo financiero. Por ejemplo, Sanofi ha comprado Translate Bio con el objetivo de sumar la tecnología del ARN mensajero a su negocio de vacunas. Pfizer adquirió Trillium para fortalecer su cartera de tratamientos para el cáncer de sangre, una operación similar a la que hizo un año antes Gilead con Forty Seven.
Habrá excepciones, por supuesto. Un ejemplo es la apuesta de AstraZeneca por las enfermedades raras. Pero incluso en este caso, la dinámica es la misma. Bajo una gran compra como la de Alexion (unos 30.000 millones de euros), se han concatenado otras como la de Caldeum, que responden mejor a la nueva estrategia de compras y ventas.
Todo esto es la búsqueda de un mercado en el que ser líder, ya que no se puede abarcar todo. Unida a esta nueva forma de entender el crecimiento inorgánico, se está viendo también un proceso de división de negocios. MSD se dividió en dos dando lugar a Organon. Johnson & Johnson está en proceso. Novartis está valorando deshacerse de su filial de genéricos y GSK hace lo propio con su área de Consumer Health.
Se puede encontrar una analogía entre las nuevas políticas de compra de las farmacéuticas y el avance científico de la medicina. Cada vez hay menos medicamentos superventas que acaparen la dolencia de miles de personas. Ahora hay un medicamento para cada tipo de cáncer; es más, hay una alternativa terapéutica dentro de un mismo tumor. Esas investigaciones son mucho más arriesgadas, cuestan más desarrollarlas y tienen un mercado más reducido. Para tener éxito, hay que ser el mejor, y solo concentrando esfuerzos, tanto humanos como económicos, se puede conseguir.