
La licitación pública batió en 2021 sus máximos desde 2011. Se situó en 23.648 millones de euros, con un incremento del 68% con respecto a 2020, cuando la pandemia provocó la parálisis de multitud de concursos.
Un nivel esperanzador para las constructoras de cara a insuflar aire a sus carteras de contratación nacional para los próximos años. Se trata además de un crecimiento sin precedentes en la historia reciente de España que intensifica la tendencia iniciada en 2016 de recuperación sostenida -interrumpida por el Covid-19 en 2020- del volumen de inversión medio tras el desplome provocado durante la anterior crisis. Seis años atrás, aún maniatados desde Bruselas por del déficit público, la licitación pública apenas superó los 9.300 millones.
"Lo que está encima de la mesa lo están sacando rápido para que, cuando lleguen los fondos europeos, no sigan ahí"
¿Qué hay detrás de este aumento histórico? En primer lugar, la retracción de 2020 ya mencionada que minoró la base sobre la que recuperar la senda alcista, lo que genera una pendiente más pronunciada. En segundo lugar, con una incidencia mayor si cabe, los Fondos Next Generation de la Unión Europea (UE). No directamente, porque son escasos los proyectos que ya cuentan con la aprobación para ser financiados por esta vía, pero sí de manera indirecta. Porque la expectativa ante los fondos, con una inversión de más de 70.000 millones de euros, está propiciando que la prudencia en la ejecución presupuestaria de las Administraciones esté ahora más flexibilizada. Sirva de ejemplo Adif, el que será mayor receptor de estos fondos, que ha multiplicado por casi siete veces sus licitaciones, hasta el nivel más alto desde 2009. "Lo que está encima de la mesa lo están sacando rápido para que, cuando lleguen los fondos europeos, no sigan ahí", explica Pedro Fernández Alén, presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC). Se trata, en definitiva, de acelerar los procesos para tratar de cumplir con los compromisos ligados al Plan de Recuperación porque, no hay que olvidar, el Gobierno pasará un examen por parte de la UE a final de año. Hay un tercer factor, tampoco menor, que es la importante subida presupuestaria para 2021 del ministerio de Transportes, el mayor licitador de España. Se incrementó un 53% con respecto a 2020, hasta los 16.664 millones.
El temor con los fondos europeos se focaliza más en las Administraciones Locales por sus limitados recursos a la hora de encarar proyectos complejos
El futuro próximo para la obra pública en España es, por tanto, alentador. Pero aun hay varias problemáticas e incógnitas por resolver. Y son urgentes. Una de ellas se cierne sobre los fondos europeos y su adecuada implementación, porque su horizonte está acotado a 2026 y las obras, desde su fase de planificación hasta su ejecución, conllevan en muchos casos varios años. Y, por el momento, "no están llegando con rapidez", alerta el presidente de la patronal de la construcción, quien demanda "agilizar" más los procedimientos. El temor se focaliza más en las Administraciones Locales por sus limitados recursos a la hora de encarar proyectos complejos.
Su desarrollo, además, se ha topado con una crisis en el sector por la escalada de los precios de las materias primas, los problemas de suministro de materiales y el incremento del coste de la energía. Todo ello provoca que muchos de los contratos en curso sean financieramente inviables y que las nuevas contrataciones, mientras no se incluya la revisión de precios y los presupuestos no se eleven, tampoco podrán serlo. No en vano, ya se están ralentizando, paralizando o, más aun, abandonando obras y, en paralelo, hay licitaciones que se están quedando desiertas. Tranportes ya ha dado solución para los nuevos concursos al incluir la revisión de precios, pero el sector demanda que sea generalizado para que todas las Administraciones lo asuman y que, además de eso, los presupuestos de licitación se adecúen a la realidad del mercado. Para las obras que ya están en marcha el Gobierno ultima un Real Decreto que fije la compensación por el alza de precios, si bien su intención es excluir la producida en 2020 y limitarla a 2021 en adelante.
Por debajo de la media
Los positivos datos de licitación del pasado año suponen un aliciente, pero han de ser contextualizados. "Confiamos en que la senda de la recuperación de la inversión se consolide, más aún con la llegada de los fondos Next Generation, y logremos así que la construcción recupere el peso en el PIB que le corresponde", señalan desde Anci. Los 23.648 millones licitados son la mayor cifra en 11 años, pero aun están lejos de los 35.559 millones promedio de 2003 a 2010. Y en relación al PIB, según Seopan, en 2021 se situó en el 2%, el porcentaje más alto desde 2010, pero aún inferior al 2,4% que de media han invertido las Administraciones desde 1994 y muy lejos del nivel que la industria estima necesario para cubrir las inversiones de reposición del stock de capital público. Se da aún, por tanto, un déficit inversor que los fondos europeos acotarán, pero que persistirá si no son complementados por la colaboración público-privada, a través de ellos y de los Presupuestos.