La mirada estrábica es un trastorno por el que cada ojo apunta a direcciones distintas e impide enfocar correctamente. Esa visión doble es la que probablemente obligará a Meta (antes conocida como Facebook) a aplicar medidas correctoras... y no precisamente con unas gafas de realidad virtual. A grandes rasgos, el gigante de Internet reparte su atención entre dos realidades diferentes.
Por un lado, le impresiona el negocio publicitario online, pese a que comienza a mostrar síntomas de agotamiento tras el crecimiento vertiginoso de toda su historia. Y por otra parte, le deslumbra la apuesta de futuro del metaverso, entorno aún por explorar y donde la interactividad de los mundos reales, virtuales e inmersivos abrirán nuevas posibilidades de negocios para la comunicación, la sociabilidad online, el comercio electrónico, la enseñanza, las relaciones laborales, el turismo, el divertimento, los medios de comunicación, la sanidad, la industria 4.0 y toda la actividad económica en general.
Todo lo anterior pinta muy bien, pero resulta tan bisoño que el metaverso tardará mucho tiempo en tomar el relevo. Ese sorpasso de entre lo viejo conocido y lo nuevo por descubrir deberá realizarse con prudencia, como si fuera el juego de naipes de la siete y media, donde o te pasas o no llegas y "¡Ay de ti si te pasas! ¡Si te pasas es peor!", como avisaba Muñoz Seca en boca de don Mendo.
En los asuntos del peculio, Facebook se debate entre la realidad contante y sonante de su negocio tradicional y la promesa de una revolución llamada a liderar la sociedad digital de la próxima década. Por lo que se ha visto esta semana, los reflejos de la compañía para tomar posiciones en la economía metaversa aún no computa entre en los elementos de valoración de los analistas e inversores. Estos últimos prefieren el caballo grande para configurar sus carteras, con potenciales recorridos del 40% en el caso de Meta y Amazon, entre otros.
El signo de los tiempos actuales hace posible que corporaciones ganen un 35% más de un año para otro y, a las pocas horas de anunciarlo, pierdan la quinta parte de su valor en bolsa. Ese dislate acaba de sufrirlo Meta tras la presentación de unas cuentas que alimentan todo tipo de lecturas.
¿Por qué la 'exFacebook' se hunde en bolsa tras ganar el 35% más en el último año?
Algunos analistas consideran que el reciente giro de timón de la compañía hacia las inciertas aguas del metaverso ha podido ser prematuro o desmesurado. Aún es pronto para construir palacios sobre cimientos pendientes de madurar, como ocurre con las criptomonedas, los NFT (activos no fungibles) y, en menor medida, con el blockchain. Habrá que ver dónde desemboca esa corriente y todo apunta a que la decisión final orbitará entre participar en el fenómeno como actor o como espectador.
Otros observadores entienden que el negocio de la redes sociales, propio del Internet 2.0 conocido hasta ahora, tiene los contados con la llegada de la Web 3, donde los colosos puntocom tienen todas las de perder ante el poder descentralizador del blockchain. El cambio de paradigma está al caer y resultará apasionante observar cómo los reyes del cotarro defienden sus dominios y conquistas ante una tecnología que, por esencia, reparte el control de los activos entra la colectividad.
Techo poblacional y generacional
Tampoco hay que perder de vista otras consideraciones más mundanas, como el hecho de que la población mundial es finita y que el número de usuarios alcanzado por el líder del negocio social ha tocado su techo. Con casi 2.000 millones de usuarios en todo el mundo, la criatura de Mark Zuckemberg está presente en los móviles u ordenadores de más de la cuarta parte de la población mundial. Las proyecciones sobre el futuro de las redes sociales también evidencian la desaceleración de esa industria.
Según datos recopilados por el servicio Statista, este año se espera un número de usuarios de estos servicios de 3.400 millones de cuentas activas en redes sociales, apenas un 3% de incremento respecto al año anterior, con un porcentaje que irá menguando al 2,8% en 2023 y al 2,5% en 2024. Por el contrario, los repuntes interanuales de hace solo cuatro años, entre 2018 y 2017, se situaban por encima del 12%, cuatro veces mayores que los presentes. Las tendencias también ensombrecen el futuro de las redes sociales al analizar el exiguo incremento del tiempo de uso en los tres últimos años, congelado en dos horas y 27 minutos, solo cinco minutos más que la exposición de hace cuatro años.
Además, Meta entiende que las nuevas generaciones de internautas prefieren no compartir las redes sociales de sus padres, como sucede con Facebook o Instagram, por mucho que se aderecen con reclamos juveniles. En la acera de enfrente, TikTok y su sosias Reels crecen en el segmento de públicos con edades escolares y universitarias.