
La financiación alternativa avanza a un ritmo vertiginoso en España y la previsión es que seguirá aumentando a doble dígito a corto y medio plazo. Su crecimiento histórico del 15% anual podría sostenerse a cinco o diez años vista, un buen reflejo del progreso y sofisticación del mercado español, todavía muy bancarizado, pero cada vez más interesante para inversores de deuda nacionales e internacionales. Los expertos calculan que el saldo vivo actual oscila entre los 4.000 y 5.000 millones de euros lo que, considerando toda la financiación corporativa, no alcanzaría el 18% del total, aún muy lejos de países como EEUU o Reino Unido.
Pero el crédito bancario no se suprime, se complementa: fondos y bancos caminan hacia una colaboración creciente. La confrontación entre ambos modelos de financiación ya es cosa del pasado. Esta mayor cooperación entre los tres mundos (el equity, la deuda alternativa y la bancaria) resulta, sin duda, beneficiosa. La financiación alternativa gana peso no solo en las adquisiciones de los fondos de capital riesgo, sino también entre las empresas españolas a la hora de lanzarse a nuevos mercados, ampliar instalaciones productivas, refinanciar deuda o resolver conflictos accionariales. Cada vez más compañías familiares y pymes recurren al direct lending para complementar sus estructuras de financiación. Pese a su mayor coste, las ventajas son claras: sus soluciones innovadoras incrementan el nivel de apalancamiento que las entidades financieras pueden asumir en solitario y ofrecen estructuras de financiación que ejercen una menor presión sobre los flujos de caja de las compañías, incorporando tramos con una única cuota al vencimiento del crédito (bullet).
En definitiva, la desintermediación bancaria ha llegado para quedarse. Esta sana convivencia debería beneficiar a inversores y empresas, implementando estructuras de deuda con un abanico todavía superior de posibilidades, minimizando el riesgo y los tiempos de ejecución, optimizando plazos y adecuando los términos a cada situación, para poder dotar a las compañías de una mayor liquidez y flexibilidad.