
En los últimos años, Instagram ha visto cómo perdía usuarios jóvenes en favor de otras redes sociales como TikTok. Una amenaza cada vez más acuciante a la que la aplicación ha respondido destinando casi todo su presupuesto anual para marketing, compuesto por unos 390 millones de dólares sólo este año, a mostrar anuncios a los adolescentes, aunque el gasto final abarca también a sus progenitores y a los denominados jóvenes adultos.
Teniendo en cuenta que más del 40% de los más de 1.300 millones de usuarios de Instagram tienen 22 años o menos, que el 35% y el 30 % de los adolescentes encuestados por Piper Sandler diga que su red social favorita es Snapchat y TikTok, respectivamente, representa un problema para la aplicación propiedad de Facebook. Para Instagram, atraer, mantener y comprometer su base de usuarios jóvenes, sobre todo los de entre 13 y 15 años, es crucial para su futuro.
Desde Facebook aseguran que no es cierto que se destine casi todo el presupuesto de marketing de Instagram a los adolescentes, aunque, igualmente, no debería sorprender que tuvieran un papel relevante pues son "una de sus comunidades más importantes porque marcan tendencias".
No obstante, según los documentos a los que ha tenido acceso The New York Times, Facebook parece haber abandonado las pretensiones que tenía cuando adquirió la red social: que la aplicación sirva para atraer a usuarios más jóvenes y reponer la envejecida base de usuarios de la plataforma.
Estas revelaciones llegan en un momento delicado para Instagram y su propietaria. Hace tan solo unas semanas, The Wall Street Journal se hacía eco de unos documentos filtrados que apuntaban al efecto dañino que tenía Instagram en la salud mental de sus usuarios más jóvenes, algo de lo que la propia compañía es consciente. Poco después, Frances Haugen, ex jefa de producto de Facebook y la persona responsable de filtrar dichos documentos, testificó ante el Congreso de Estados Unidos que la plataforma mantiene a la gente enganchados deliberadamente a sus servicios.
En respuesta, Facebook ha optado por restringir el acceso de sus empleados a determinados foros internos para evitar nuevas filtraciones. En la práctica, supondrá la privatización de determinados foros, la revisión de los chats de discusión relacionados con la unidad de Integridad Cívica, al que pertenecía Haugen, y la expulsión de personas que formen parte de dicho equipo.