
"Si se hubiese tenido que inventar una disciplina deportiva compatible con el Covid-19, se habría inventado el golf". Javier Ínsula, vicepresidente de la Asociación Española de Campos de Golf (AECG), ensalza cómo la pandemia "ha vuelto a poner de moda" el golf, que este fin de semana protagoniza uno de los eventos deportivos más seguidos del mundo, la Ryder Cup que enfrenta a Europa y Estados Unidos.
No en vano, a raíz de la pandemia, el crecimiento del número de licencias ha sido incesante tras años de parálisis -en Madrid se están federando 1.000 personas cada mes-.
El impulso en los golfistas domésticos está permitiendo amortiguar el golpe de la pandemia en algunos campos comerciales, pero en las principales zonas turísticas la ausencia de visitantes extranjeros está llevando a la mayoría a pérdidas históricas. El último estudio elaborado por la AECG, del pasado mes de mayo, concluye que la caída media de la facturación en los campos de golf españoles desde que estalló la pandemia ascendía al 42%, llegando en algunos del Levante y Andalucía hasta el 80%. El impacto sobre la economía española de este descenso se calcula en 5.563 millones de euros.
En 2019, la industria del golf atrajo a 1.195.000 turistas extranjeros, la mayoría procedentes de Europa
En 2019, la industria del golf atrajo a 1.195.000 turistas extranjeros, la mayoría procedentes de Europa, donde hay un total de 4,2 millones de jugadores de este deporte. Según un reciente informe elaborado por el IE University con la colaboración de la Asociación Española de Campos de Golf (AECG) y la Real Federación Española de Golf (RFEG), titulado El golf como catalizador de la actividad económica en España, el sector del golf tiene un impacto directo en la economía española de alrededor de 5.418 millones de euros anuales (777 millones de facturación de los campos de golf y 4.640 millones del gasto del turista de golf),equivalentes a cerca del 0,5% del PIB. Un importe que se eleva hasta los 12.769 millones (1.585 millones de los campos y 11.183 millones del gasto del turista de golf) si se tienen en cuenta los efectos indirectos que genera. Además, en términos de empleo, de manera directa, indirecta o inducida, el sector del golf genera 121.393 puestos de trabajo anuales.
Todas estas cifras, sin embargo, esconden una realidad menos halagüeña: solo el 55,3% de las sociedades que gestionan campos de golf -y participaron en el informe- se declaran rentables. No en vano, cuando un turista extranjero compra un green fee con una tarifa de 90 euros, únicamente 5,62 euros son de beneficio. El porcentaje, de hecho, caería hasta el 42,7% si se ampliara a toda la muestra. Estos porcentajes se refieren a 2019, antes por tanto de que se desatara la pandemia, que ha empeorado aún más la situación para el sector, que lleva años demandando al Gobierno una rebaja del IVA sin que hasta ahora haya atendido su petición.
Al cierre de 2019 había más de 270.000 federados en España, que cuenta con más de 400 campos de golf distribuidos por toda la geografía. Una cifra, esta última, que se justifica por la demanda de turistas extranjeros. Sin ellos, esta oferta es desmesurada. "En esta época del Covid los campos domésticos han estado hasta arriba, pero en los sectores más turísticos la situación sigue siendo demoledora: los dos archipiélagos, la zona del Levante, Andalucía, Cataluña... allí un porcentaje altísimo de los campos vive del jugador extranjero", explica Ínsula.
Parálisis
La pandemia ha provocado que, más allá de los meses de confinamiento, haya habido campos cerrados por la falta de demanda; algunos como consecuencia de que forman parte de un complejo hotelero que también ha estado sin actividad.
En este escenario, la promoción de nuevos campos está estancada, pese a que la demanda latente de golfistas europeos es muy relevante, al igual que la compraventa de instalaciones. "Está muy parado el sector, es muy complicado promover un campo porque las trabas administrativas son brutales; en Madrid es imposible, no hay suelo, son 10 años de travesía para un estudio medioambiental", relata el vicepresidente de la AECG. "No se prevén apenas nuevos campos de golf; al contrario, alguno cerrará", agrega.
Los campos de golf se distinguen entre comerciales, aquellos abiertos al público, y sociales, pertenecientes a sus socios, que constituyen asociaciones sin ánimo de lucro. De los más de 400 campos que hay en España, aproximadamente el 65% son comerciales y el 35% sociales. Entre estos últimos figuran emblemas como Valderrama, en Cádiz; Neguri, en Vizcaya; Pedreña, en Cantabria; Moraleja y Puerta de Hierro, en Madrid; Castiello, en Gijón; el Real Club de Golf de La Coruña o el Real Club Sevilla Golf.
Se trata de un sector que no cuenta con grandes propietarios y está muy atomizado. Empresas familiares, entidades financieras, grupos hoteleros, family offices, inversores extranjeros, promotoras e inmobiliarias..., y también Administraciones Públicas, copan el capital de la mayoría de las instalaciones que no pertenecen a sus socios.
Sareb es dueño de Hacienda del Álamo, Mar Menor y Saurines Golf, en Murcia; Santa Clara Golf, en Granada, o Golf El Puerto, en el Puerto de Santa María (Cádiz). Mientras, Santander cuenta con el campo ubicado en sus cuarteles generales de Boadilla del Monte (Madrid), y Sabadell -con Solvia-, con el Lorca Golf, en Murcia.
Entre los grupos hoteleros, Barceló es dueño del Montecastillo Golf, en Jerez de la Frontera (Cádiz); Hesperia de La Manga Club, en Murcia; Meliá de Villaitana, en Alicante; Iberostar del Real Novo Sancti Petri, en Cádiz, y Lopesan cuenta con tres campos en Canarias. Metrovacesa es dueño de Aldeamayor, en Valladolid, y Aguilón, en Almería; Pryconsa de Valle Guadiana Links, en Huelva, y Single Home de Finca Cortesín, en Málaga. Asimismo, la empresa pública Paradores es propietaria de El Saler, en Valencia, y de Málaga Golf, y hay otros cuya titularidad es de Administraciones Locales que tienen las instalaciones bajo régimen de concesión a sociedades sin ánimo de lucro, como ocurre con el Cabildo de Gran Canaria y el Real Club de Las Palmas, el club más antiguo de España (1891) trasladado a su ubicación actual en la década de los 50 del siglo XX. Con capital extranjero cuenta el PGA Catalunya Resort, uno de los campos más cotizados de Europa que es propiedad del millonario irlandés Denis O'Brien.