
En pocos años, puede ser una realidad cotidiana el cargar el móvil con la energía solar que capte la ropa que llevamos puesta, gracias a la aplicación en espray en los tejidos de perovskitas, una familia de materiales cristalinos mucho más baratos y versátiles que el silicio. Es uno de los ejemplos que mencionó ayer el director general de la patronal química española Feique, Juan Antonio Labat, en la presentación del documento Welcome to 2030, que recopila 12 tecnologías químicas disruptivas que pueden llegar a ser competitivas a medio plazo y contribuir a la descarbonización y la economía circular.
Labat hizo especial incidencia en seis ámbitos con aportaciones imprescindibles de la química, que consideró claves para cuando acabe la década: la captura de CO2, el reciclaje químico, las energías renovables, el almacenamiento energético, la fotosíntesis artificial -para generar energía con la luz solar a partir de CO2 y agua- y el hidrógeno verde, aplicable a sectores difíciles de electrificar, como el transporte pesado, y que puede reducir un 30% las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Las perovskitas forman parte del ámbito de las energías renovables, y en concreto de la solar, pero todavía debe solventar retos como el de fijar su presencia de plomo. Otra tecnología con mucho potencial es la del ion-sodio para elaborar baterías. Es más barato y mucho más abundante que el litio, ya que es el sexto elemento más común en el planeta, y es una buena alternativa en grandes superficies de red eléctrica.
El futuro cercano de la química también pasa por ofrecer materiales para imprimir en 4D, que a la impresión 3D le suma la capacidad del objeto de transformarse en el tiempo de manera predeterminada por la influencia de un factor externo, como la temperatura, una vibración, la inmersión en agua o un campo magnético.
El documento se presentó el jueves en el espacio Smart Chemistry Smart Future dentro del salón Expoquimia de Fira de Barcelona, en el que las empresas líderes del sector muestran las innovaciones, procesos y materiales que tendrán una mayor proyección de desarrollo en los próximos diez años.
Algunos ejemplos están ya en el mercado, como bioplásticos elaborados a base de maíz que una vez usados se pueden recuperar para convertir en fertilizante para volver a plantar maíz, en un ejemplo perfecto de economía circular. También se pueden ver exfoliantes de cáscara de nuez triturada, y ácidos grasos elaborados con pescado y algas con propiedades antiinflamatorias para reducir la ingesta de fármacos en deportistas y pacientes reumáticos.
Líder en inversión en innovación
El sector químico es el mayor inversor industrial en innovación en España, ya que genera casi el 27% de toda la inversión industrial y lidera la contratación de personal investigador con un 18,6% del total de la industria productiva, según los datos de Feique.
Son cifras superiores a su peso relativo total, ya que genera el 13,4% del PIB industrial. También es el segundo sector exportador del país, y genera más de 711.000 empleos directos, indirectos e inducidos.
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