Empresas y finanzas

Pfizer y Moderna luchan por el mercado que se abre ante la tercera dosis

  • Sanidad dice que prefiere utilizar los nuevos sueros de proteínas de Sanofi, Hipra o Novavax
  • Este lunes se prevé que la Agencia Europea del Medicamento diga cómo se hará el refuerzo

Las compañías farmacéuticas se encuentran en una nueva carrera para suministrar a los países europeos y Estados Unidos la dosis de refuerzo necesaria para seguir protegidos frente al coronavirus. En juego hay muchos millones de euros y existen dos bandos diferenciados por la tecnología que utilizan para desarrollar sus sueros. Por un lado, están Pfizer y Moderna, que usan el ARN mensajero, y por otro están las promesas de Hipra, Sanofi y Novavax, cuyos sueros se basan en la proteína S.

La variable más importante que determinará los ganadores de esta segunda etapa de la vacuna es la anticipación, motivada por la variante Delta. Hoy, Pfizer tiene todo su engranaje de fabricación a punto para surtir a medio mundo con su vacuna. Además, cuenta con el aval de la confianza generada con los gobiernos, ya que, durante los primeros seis meses del año y principalmente en Europa, ha sido la compañía responsable de la vacunación de la ciudadanía.

Moderna, por sus características de tamaño, ha estado tejiendo su red de fabricación durante los primeros compases del año. Todo apunta a que sus envíos serán más caudalosos a partir de septiembre, cuando tanto Rovi como Lonza comiencen a fabricar el antígeno desde cero. Solo en Granada, la farmacéutica madrileña prevé producir 100 millones anuales.

Pfizer ha estado pisando el acelerador en los últimos días. Ha presentado la solicitud para una tercera dosis en Estados Unidos y el país se lo ha concedido. Será a partir de septiembre cuando la compañía que dirige Albert Bourla comience a inundar con sus dosis al país americano. Tras esa solicitud hay razones sanitarias, pero también comerciales. Por un lado, la compañía, en unos resultados preliminares de un estudio clínico, ha trasladado que la protección de su suero disminuye a medida que pasan los meses y, en determinados grupos de población, se hace necesaria a partir de los ocho meses. Ese periodo, en España, se cumpliría el 18 de septiembre para los primeros vacunados.

Pero también influye la competencia que imprimirán los nuevos sueros que se aprobarán en el último trimestre del año. Cuanto antes se asegure el mercado, menos espacio quedará para la competencia que está por llegar.

Ahora, la compañía tendrá que mover ficha en Europa, donde la Agencia Europea del Medicamento también debe posicionarse sobre la necesidad de la tercera dosis. A este lado del Atlántico es donde se verá la mayor batalla comercial. Pfizer cuenta con el beneplácito tanto de la Comisión Europea (Von der Leyen los ha denominado "socio de confianza") como de gobiernos nacionales. No en vano, la propia España se ha vuelto a apoyar en la farmacéutica americana para apuntalar el objetivo de vacunación. La situación de Moderna es similar, si bien no goza del cartel fiable que le ha concedido Europa a su competidora. Sigue los pasos de Pfizer como ya ocurrió con la primera autorización. Entre ellas el intervalo de tiempo en la consecución de hitos regulatorios, como sería la autorización de la dosis de refuerzo, es de semanas.

Pero también hay compañías europeas que buscan tener su trozo de pastel. La francesa Sanofi es una de ellas. La vacuna que desarrolla, que apuntaba a primavera de este año pero que sufrió un traspiés, llegará a finales de 2021. La otra es Hipra, una compañía catalana a la que Pedro Sánchez le ha prometido el respaldo del Gobierno. Ambos sueros están basados en proteínas, justo la tecnología que Sanidad quiere usar para el refuerzo, según confirmó a este medio.

La cuestión aquí es la disponibilidad, algo de lo que ya se habla en las reuniones entre autonomías y Ministerio de cada semana. Se prevé que el próximo lunes, la Agencia Europea del Medicamento emita un primer comunicado sobre la pertinencia de una tercera dosis y, sobre todo, cuándo se debería inocular. A ese comunicado le seguirán otros en los que se analicen los datos que tanto compañías como comunidad científica están proporcionando a las agencias.

Dosis en la nevera

La economía de los países es otra de las variables que conviene no olvidar. Europa le compró a Pfizer para este año 600 millones de dosis, de las que se han distribuido unos 450 millones. Por tanto, para el último tercio del año, Europa contará, aproximadamente con 150 millones de dosis que ya tiene pactadas y que servirán para reforzar la vacunación de más de un tercio de la población de la Unión. Algo similar pasa con Moderna. De esta compañía, si cumple los plazos, tendrán que llegar alrededor de 200 millones de dosis en 2021.

Pero a finales de año comenzarán a llegar las dosis de Sanofi y también las de Novavax, que tiene parte de su producción externalizada en Pontevedra a través de Zendal. También se espera para los primeros compases del año que viene la vacuna española de Hipra. Las tres son las preferidas por la Agencia Española del Medicamento para usarse como refuerzo.

De la compañía francesa se compraron 300 millones de dosis el año pasado. Con Novavax la historia ha sido un poco más confusa. Tras pactar en diciembre 200 millones de dosis, éstas nunca se llegaron a cerrar durante la primera mitad del año. Ha sido hace escasos días cuando compañía y Comisión Europea certificaron el acuerdo para que lleguen esos viales. Y de Hipra se sabe que las negociaciones con la Unión Europea comenzarán pronto. Es decir, en un cálculo rápido, Europa ya tiene para este año 350 millones de dosis de ARN mensajero compradas (Pfizer y Moderna) y 500 millones de proteína (Sanofi y Novavax). Queda, por tanto, ver qué peso tendrá el llamado nacionalismo de vacunas. Es decir, cuánto puede presionar Macron o Sánchez para que Europa compre vacunas patrias.

En ese nacionalismo también movieron ficha tanto la Comisión Europea como Pfizer, Moderna o Novavax (las tres estadounidenses). Sus extensiones de contrato (hay que recordar que Von der Leyen le ha comprado 1.800 millones de vacunas para 2022 y 2023 a Pfizer) incluían cláusulas bajo las cuáles se garantizaba que el proceso de fabricación se haría en la Unión Europea.

El precio de cada dosis también jugará un papel importante. Las de tecnología de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) son sensiblemente más caras que las que se desarrollan con proteínas. Mientras Sanofi cobra unos diez euros por cada unidad, Pfizer cobra casi el doble y Moderna casi el triple. Por último, si bien no menos importante, habrá que esperar también a los resultados clínicos de las que están por llegar. Si la eficacia es similar a la hora de garantizar el refuerzo, el debate económico cobrará más fuerza.

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