
Activision, el desarrollador de las populares franquicias de videojuegos Call of Duty, World of Warcraft y StarCraft, se enfrenta a una demanda en la que se le acusa de fomentar un entorno laboral donde se permite el acoso sexual a trabajadoras, la desigualdad salarial y la discriminación.
La reacción por parte del estudio, asegurando que se iba a investigar aunque que la denuncia contenía "descripciones distorsionadas" y falsas, provocó el enfado muchos de sus empleados. En concreto, más de 1.500 empleados y exempleados firmaron una carta abierta dirigida a los ejecutivos de Activison pidiendo que asumieran su responsabilidad. También se ha convocado una huelga y se ha presentado una lista de demandas a los ejecutivo, entre las que se incluyen poner fin a las cláusulas de arbitraje obligatorio en los contratos de los trabajadores, contratar y promover candidatos más diversos, transparencia sobre los salariales y permitir que un tercero audite los procedimientos de recursos humanos y los informes de Activision. Ese mismo día, las acciones de la compañía se desplomaron un 6,76% hasta los 84,05 dólares al cierre, situándose en mínimos desde diciembre de 2020.
La postura de los empleados y exempleados del desarrollador es especialmente significativa al tratarse de un sector como de los videojuegos, dominado por hombres y conocido por su comportamiento abiertamente tóxico y su reticencia a cambiar. En 2014, varias activistas feministas críticas con esta industria tuvieron que hacer frente a amenazas de muerte en lo que se conoció como Gamergate.
La denuncia incluye incidentes que van desde salarios inferiores solo por ser mujer, pasando por comentarios vejatorios, consumo de alcohol en la oficina y comportamiento inadecuado con las mujeres, hasta el caso de una empleada que se suicidó durante un viaje de negocios tras mantener relaciones sexuales con su superior.
Bobby Kotick, director general de Activision y uno de los ejecutivos mejor pagados del Estados Unidos con un salario de 155 millones de dólares este año, se dirigió a sus empleados a través de un comunicado para asegurarles que lamentaba no haber proporcionado "la empatía y la comprensión adecuadas". También se comprometía reforzar el equipo que investiga las denuncias de comportamiento inapropiado. No obstante, los empleados consideran estas declaraciones insuficientes.