
Uno de los últimos fabricantes de medias que resiste en España, la histórica empresa castellonense Marie Claire, ha emprendido un nuevo giro a su negocio para garantizar su continuidad más allá de esta crisis. La firma textil ha visto en uno de los productos que se ha impuesto en el día a día con la pandemia, las mascarillas, un instrumento para diversificar su negocio de ropa íntima.
"Cuando se desató la crisis y en los hospitales no había mascarillas, Marie Claire se vio en la obligación de ofrecer su capacidad productiva", explica Alberto Planell, director general y socio junto a Silvestre González de la compañía. "Empezamos con la fabricación manual de 5.000 mascarillas al día y después pasamos a las batas sanitarias. Como toda esa industria se había ido a China, no había materias primas ni maquinaria", recuerda.
Tras esa reconversión forzada, no tardaron en comprender que el material sanitario podía ser una alternativa de futuro. "En abril ya vimos que esto venía para quedarse y podía ser una buena oportunidad para reconvertir y mantener la actividad garantizando el empleo en nuestras plantas de Vilafranca del Cid y Borriol en Castellón". La empresa castellonense invirtió 600.000 euros en maquinaria para automatizar la fabricación de los protectores. Hoy tiene capacidad para producir 200.000 mascarillas y cerca de 10.000 batas de protección sanitaria diarias.
"Esta estrategia nos permitió sacar al 90% de la plantilla del Erte, en un momento en que nuestro producto de temporada de verano, el baño, había sufrido por el cierre del comercio", señala el directivo. Unas 80 personas se dedican ahora a las líneas de material sanitario del total de 530 trabajadores, la mayoría en Vilafranca, y otras 60 trabajan en su canal de ventas propio en los centros de El Corte Inglés.
Riesgo de sobreproducción
Ahora la proliferación de competidores ha cambiado las tornas. De hecho, Planell considera que ya empieza a haber sobreproducción en España. "Esto es una auténtica guerra de precios. El riesgo es que al final vuelva a repetirse lo que ya pasó y desaparezca otra vez la industria sanitaria".
El fabricante textil logró contratos para más de 5 millones de mascarillas y 650.000 batas
Inicialmente y en pleno estado de alarma, el Gobierno valenciano articuló la compra de este material mediante contratos de emergencia adjudicados directamente. El fabricante castellonense se hizo así con adjudicaciones por 5,4 millones de euros para algo más de cinco millones de mascarillas y 650.000 batas, según consta en los registros públicos.
Sin embargo, desde septiembre su producción de estas líneas se ha reducido un tercio. Ahora la gran duda es si en las nuevas licitaciones de Sanidad se valorará la producción local o primará el precio. "Por un lado, las batas nos sirven para absorber mano de obra y las mascarillas nos aportan mucho volumen en facturación, con un grado de automatización muy alto. La combinación de ambos es perfecta", apunta el ejecutivo.
Precisamente con las batas buscan posicionarse en un sector más exigente, que sigue utilizando las máquinas de coser de toda la vida. Pero que también incluye alta tecnología con ultrasonidos para garantizar que virus y bacterias no traspasen las prendas. Y Marie Claire quiere ir más allá. "Tenemos en mente desarrollar pijamas sanitarios de un solo uso y otros productos en esa línea". La vocación con esos productos es diversificar para garantizar la viabilidad de la fábrica, no sustituir una actividad en que las medias siguen siendo las reinas, con el 80% de sus ventas.
Un siglo de supervivencia
Marie Claire nació en 1907 aprovechando la tradición textil de Vilafranca del Cid, en el interior de Castellón. La firma sigue siendo el principal motor económico de esa población de 2.200 habitantes y su comarca. La empresa perteneció a la familia Aznar hasta la década de 1980, cuando la compró el fondo británico, Hartstone, aunque la familia siguió en la gestión. Unos años después el fondo desinvirtió dando entrada a varios fondos nacionales y la familia recuperó una parte. Finalmente en 2005 con "todo el mundo deslocalizando", se produjo un tira y afloja accionarial y al final los directivos asumieron el capital.
Tras las dificultades del propio sector textil y la crisis financiera, la marca logró hacerse hace unos años con un contrato de medias especiales para Reckitt Benckiser, dueño de Dr. Scholl. El final de ese contrato en 2018 llevó a Marie Claire al borde del abismo, al reducir un 25% los ingresos y disparar sus pérdidas.
Pese a la reconversión sanitaria, el desplome de las ventas en el comercio, donde abarca desde más de 4 .500 detallistas a cadenas como Carrefour, supondrá un duro golpe. "Estimamos que las ventas caerán un 20% frente a los 29 millones del último ejercicio", apunta Planell.