Mercedes Salas
Bruselas, 19 nov (EFECOM).- Los países de la Unión Europea (UE) intentarán acordar, entre mañana, lunes, y el martes, los Totales Admisibles de Capturas (TAC) de especies de aguas profundas para 2007 y las normas para limitar la pesca en el mar Mediterráneo.
Los ministros de Pesca comunitarios empiezan el lunes un intenso Consejo en el que, por un lado, tratarán de avanzar en las cuotas pesqueras, con un acuerdo sobre aguas profundas y, por otro, pretenden cerrar el debate sobre la regulación en el Mediterráneo, que negocian desde hace tres años.
Al margen del Consejo habrá reuniones bilaterales para acercar posturas sobre ambos asuntos, y mientras la presidencia finlandesa de la UE es optimista sobre la posibilidad de alcanzar acuerdos, según otras fuentes comunitarias "nadie sabe qué va a pasar".
Además, los Veinticinco decidirán sobre otra propuesta para implantar un diario electrónico en el que los pescadores informarán de sus actividades y un sistema de control por satélite de los buques.
El Consejo, que ya empezó a adelantar la negociación de las cuotas de 2007 con un acuerdo sobre el mar Báltico en octubre, discutirá sobre las capturas de aguas profundas, para las que la Comisión Europea (CE) propone un recorte del 66% en dos años (33% en 2007 y 33% en 2008).
España, Portugal, Francia y Polonia consideran que estas rebajas son excesivas y, apoyados por Italia e Irlanda, afirman que la CE ha utilizado un método de cálculo perjudicial para fijar esos cupos, según fuentes diplomáticas.
Esto significa que la Comisión ha planteado la rebaja respecto a las capturas reales y no sobre la cuota comunitaria o TAC anterior, lo que tiene efectos negativos para los países cuyas flotas pescan en la práctica esas especies.
Por ejemplo, la CE sugiere una rebaja del 33% en 2007 y otro 33% en 2008 para el tiburón de aguas profundas, el reloj anaranjado y la maruca azul en aguas del norte (como el Gran Sol).
En el granadero, se propone una disminución que para las aguas ibéricas ascendería al 74%.
La pesca de especies de aguas profundas, con un mayor mercado en Francia y en países de Asia, es importante para la flota española, especialmente para la que faena en aguas del Gran Sol y en las gestionadas por la NAFO (Organización Pesquera del Atlántico Norte).
España y los otros países citados defenderán que los recortes no sean superiores al 15%.
Por otra parte, los Veinticinco intentarán pactar la regulación para limitar la pesca en el Mediterráneo, que establece requisitos en las artes y tallas mínimas para especies individuales.
Esta propuesta se negocia desde hace tres años y la última vez que llegó a un Consejo fue en septiembre de 2005.
El comisario europeo de Pesca, Joe Borg, ha advertido de que la reunión del lunes es la última oportunidad para lograr un acuerdo o la nueva regulación se demorará sin fecha.
El proyecto que ahora está sobre la mesa es la última oferta de la Comisión y de la presidencia, en la que se flexibilizan los plazos para las exigencias a las mallas de arrastre y que para España no basta, según fuentes diplomáticas.
Plantea que la talla mínima de esas redes, que ahora es de 40 milímetros, sea sustituida en 2008 por un tipo cuadrado, más selectivo, o si el armador lo justifica, una romboidal de 50 milímetros.
España y los países mediterráneos quieren aplazar la introducción de esos requisitos hasta el 1 de enero de 2009.
Por otro lado, Italia quiere más excepciones para las exigencias a ciertas actividades de arrastre y a las prohibiciones para usarlas a corta distancia, porque en sus costas se pasa rápidamente a zonas profundas; si se concediera esta demanda, podría ser positiva para un futuro en España.
Durante la negociación de las reglas sobre el Mediterráneo, España se ha mostrado más moderada que Francia e Italia, e incluso la ministra de Pesca, Elena Espinosa, dijo en varias ocasiones que aceptaría las propuestas de la CE, aunque en el Consejo que empieza mañana "dependerá" de lo que ofrezca Bruselas, según las fuentes.
La CE considera que es preferible no conseguir un acuerdo a aprobar una regulación vacía, con más excepciones que reglas, según una portavoz comunitaria. EFECOM
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