Empresas y finanzas

Las patronales automovilísticas aparcan sus diferencias para unirse contra el Gobierno

Las asociaciones del sector del automóvil están en pie de guerra contra el Gobierno y su pasividad frente a la caída de las ventas. Ante un desplome de las matriculaciones que se está cebando con la mitad de las ventas y la negativa del Ejecutivo a sostener el sector mediante ayudas directas, las patronales de las cuatro ruedas unirán sus fuerzas para exigir a Zapatero y Sebastián que den un giro de 180 grados en su política.

"En este momento hemos aparcado nuestras diferencias y tenemos todos un objetivo: salir de la situación trágica en la que nos encontramos", dijo a elEconomista Juan Antonio Sánchez Torres, presidente de Ganvam, la asociación de los vendedores.

"He invitado a mis colegas de las otras asociaciones -Anfac, que representa a los fabricantes, Faconauto, que reúne a los concesionarios y Aniacam, de la que forman parte los importadores- a celebrar un encuentro conjunto para pedir al Ejecutivo que pare la caída en picado de las ventas de coches, que está causando decenas de miles de despidos y centenares de quiebras en la red de distribución", añadió Sánchez Torres.

Respuestas positivas

Fuentes del sector indicaron que las primeras respuestas de Anfac y Aniacam fueron positivas, aunque estas asociaciones no han hecho ningún comentario al respecto. Por su parte, Faconauto ha convocado por su parte una rueda de prensa para la semana que viene. Además, las patronales del automóvil también mantienen contactos con las asociaciones de los fabricantes e importadores de motocicletas, Anesdor, y de componentes, Sernauto.

La primera señal del nuevo espíritu unitario se vio hace unos días, cuando la CEOE, en representancia de todo el sector, envió una carta a Zapatero pidiendo una ayuda de 15.000 millones de euros, entre otras medidas. "El automóvil representa un 7% del PIB, un cuarto de las exportaciones y un 10% de los empleados de nuestro país: no podemos permitir que se vaya al garete", señaló a elEconomista un destacado representante de la industria del automóvil .

"Lo que pedimos es muy sencillo, -afirmó, contundente, Sánchez Torres- es necesario incentivar las ventas porque en este momento hay casi medio millón de coches sin vender que están aparcados en las plantas de montaje y en los concesionarios". Lo cierto es que el Plan Integral del Automóvil , presentado el pasado viernes por el Gobierno no hacía nada más que recoger en un único cuerpo medidas ya existentes como el controvertido Plan Vive, tanto que muchos exponentes del sector afirmaron sentirse "defraudados" por el Ejecutivo.

"Si Zapatero y Sebastián no intervienen -añadió otra fuente cercana al sector- es inútil plantear discursos de futuro a medio plazo, porque el automóvil dejará de ser un motor económico para España".

Encontronazos

Sin embargo, la unidad del mundo del automóvil ha sido, hasta ahora, un objetivo muy difícil de alcanzar, casi una quimera.

Mientras las matriculaciones de automóviles se hundían más de un 30% -para volver a los niveles que se barajaban hace quince años-, el Plan Vive se revelaba como un clamoroso fiasco y el Gobierno demostraba no tener voluntad de sostener las ventas, los intereses encontrados y los personalismos se pusieron en entredicho con la unidad del sector.

De hecho, la patronal que ha llevado en los últimos meses, la voz cantante del sector ha sido Anfac, hasta el punto de que fue la única en ser recibida por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Esta situación causó revuelo entre las demás, aunque Anfac llevó a la cita las peticiones de todo el sector y solicitó la presencia en la reunión de todas las demás asociaciones representativas.

Ganvam y Aniacam se limitaron a protestar ante el Ejecutivo por su exclusión, reconociendo el comportamiento "exquisito" de Anfac.

Sin embargo, Antonio Romero-Haupold, presidente de Faconauto, llegó a decir que la cita era comparable a un hipotético encuentro del presidente del Gobierno con un equipo deportista extranjero. Es decir, que reunirse con los fabricantes de automóviles significaba hablar con empresas extranjeras, que no respresentaban -o eran hostiles- a los intereses de España.

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