Empresas y finanzas

El rescate bancario que viene: plan Obama, nacionalizaciónes y 'bancos buenos'

El optimismo sobre la segunda oleada de ayudas al sistema financiero se ha disipado apenas un mes después de haberse anunciado. Las cuentas de resultados de los principales bancos internacionales no dan muestras, precisamente, de reactivación y, por otro lado, los déficit de los Estados se disparan arrastrados por el esfuerzo económico soportado para evitar el colapso en las entidades.

Plan Obama

El plan Obama, la gran esperanza para devolver la confianza en los bancos de Estados Unidos, fue recibido con una dura condena por los mercados: Wall Street se desplomó un 4,6% al tener noticia de los primeros rasgos.

El plan, cuyo plato fuerte es la creación de un banco malo mixto, ni detalla cómo se valorarán los activos tóxicos comprados a las entidades, ni el medio para atraer el dinero de los inversores privados, ni tampoco cuántos recursos necesitará destinar el Tesoro para limpiar los balances de los gigantes financieros. En definitiva, deja en el aire las claves que podrán inclinar las medidas al éxito o al fracaso.

Sigue, además, 19 meses después, sin conocerse realmente a cuánto asciende los activos tocados por la crisis. Las pérdidas alcanzaban los 200.000 millones de dólares en los primeros cálculos. El Fondo Monetario Internacional las cifró después en 2,2 billones de dólares y Nouriel Roubini, el mayor gurú de la crisis crediticia actual, afirma que es probable que alcancen los 3,6 billones. No es el más pesimista.

Un reciente estudio de Goldman Sachs sitúa la magnitud del agujero en 5,7 billones, lo que supone el 40% del PIB de Estados Unidos, o dicho de otra manera, la riqueza de España y de Japón juntas. Y la cifra puede seguir creciendo. Roubini es de la opinión de que mantener a los bancos que han caído sería inefectivo y alentar a los bancos con problemas a fusionarse sería "como tener a dos borrachos intentado ayudarse el uno al otro a mantenerse en pie".

Si todas las medidas son ineficaces o insuficientes ¿Qué debería hacerse para salir del desastre? Entre los economistas cobra cada vez más fuerza la nacionalización de las entidades e, incluso, su liquidación.

Greenspan y la nacionalización

Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal y clásico defensor del liberalismo económico, reconoce que la nacionalización podría ser necesaria, aunque fuera de forma temporal, para facilitar una reestructuración ordenada. Este control temporal permitiría a los gobiernos la creación de un banco malo sin el problema de qué precio aplicar a los activos.

La preocupación de Greenspan, si se optara por esta vía, es cómo se garantizaría el pago a los inversores de la deuda que emiten las entidades para procurarse liquidez (deuda senior). Si no se protege a estos acreedores tras el control estatal nadie, posiblemente, desee volver a invertir en estos productos y, en palabras del ex presidente de la Fed, en esta crisis de crédito es esencial preservar un anclaje para financiar el sistema. "Este anclaje es la deuda senior".

Soluciones europeas

Alemania también se ha sumado al carro y ha anunciado que permitirá la nacionalización forzosa de bancos como último recurso a través de la expropiación de las acciones. La canciller Ángela Merkel ya había anticipado que el problemático Hypo Real Estate debería pasar a manos públicas.

En Reino Unido no se descartan las nacionalizaciones totales. El Estado ya posee el 59% de Royal Bank of Scotland y el 43% de Lloyds HBOS. El ministro de Finanzas, Alistair Darling, no se opuso a la idea la semana pasado, claro que sus declaraciones se produjeron el mismo día en que Lloyds informaba de que el recién adquirido HBOS había registrado unas pérdidas de 9.000 millones de euros en 2008.

Mientras tanto en la Unión Europea, que ultima acciones coordinadas para la creación de bancos malos, la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes urgía a tomar duras medidas de reestructuración en el sector, incluidas las liquidaciones de entidades. Si no se hace de manera rápida, Kroes asegura que se podrían perpetuar "modelos de negocios fracasados".

El comisario de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia, también comparte la opinión de su colega europea, ya que "las garantías, recapitalizaciones y el tratamiento de activos tóxicos son necesarios pero no suficientes", es decir todas las medidas hasta ahora diseñadas.

Los bancos buenos

Si la nacionalización de los bancos es, quizás, la primera opción, existen otras fórmulas como las del banco malo, pero otra que en los últimos días tiene una mayor acogida es la creación de entidades.

La idea de bancos nuevos tiene muchos seguidores, particularmente en los Estados Unidos. Incluso con la garantía del Gobierno, los viejos bancos se cargarían con deuda tóxica durante años venideros y no podrían proporcionar un suministro adecuado de créditos para la economía. Por tanto, en vez de optar por bancos buenos y malos, se trata de diferenciar los bancos viejos (los actuales y con problemas) de los nuevos, libres de toxicidad alguna al partir de cero.

Otros expertos hablan de crear nuevos buenos bancos, dejando que los viejos mueran, o crear nuevos bancos malos, dejando que los viejos subsistan. Pero, eso sí, advierten que la cultura de los ahora existentes lleva la semilla de la toxicidad. La idea de nuevos bancos, respaldada por Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, entre otros, no es que no tenga problemas. Los bancos necesitan banqueros que los dirijan y también redes de sucursales y contactos de clientes.

El tiempo apremia

Los gobiernos, con déficit crecientes, empiezan a necesitar una solución definitiva para la banca con tanta urgencia como el sector.

Que los recursos son limitados es algo que está sufriendo en carne propia Irlanda. Uno de los países que más ayuda ha prestado a su banca y también uno de los que más ha disparado el déficit.

No sólo significa que se descuadren las cuentas públicas, sino que los mercados empiezan a percibir que la solvencia de algunas naciones puede hacer aguas por su empeño en salvar a todas y cada una de sus entidades financieras. Las dudas sobre Irlanda, multiplicadas por un desafortunado comentario del ministro de Finanzas alemán, Peer Steinbrück, han tenido una consecuencia inmediata en los mercados.

El precio que se paga por asegurar la deuda pública, no sólo de Irlanda, sino de la mayoría de los países europeos, se ha disparado hasta niveles récord. Este indicador de solvencia sitúa a España en el séptimo peor puesto, lo que indica que nuestro país, expedientado ya por déficit excesivo y cuyo rating de deuda ya ha sido rebajado, sigue sin inspirar confianza.

¿Y España?

En España aún no se ha aplicado ningún tipo de rescate bancario, pero cada vez son más numerosas las voces que reclaman la intervención del Estado.

El Banco de España ha instado a las cajas a que se fusionen y Caja Castilla La Mancha parece que protagonizará el primer movimiento. La ayuda vendrá después de su unión, posiblemente con Unicaja, a través del Fondo de Garantía de Depósitos.

Pero los males bancarios, como todo en esta crisis económica, son globales y ahora la marea se traslada a Europa del Este. La agencia Moody's advertía esta semana que podría bajar la calificación de los bancos que tuvieran una exposición significativa en Europa del Este, lo que provocó un nuevo episodio de caídas bursátiles en todo el planeta.

Radiografía de la crisis

Las recapitalizaciones sangran a los gobiernos occidentales

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