
Walter Boltz es un reputado experto internacional en materia energética. En la actualidad, ejerce como asesor sénior de European Energy y como miembro de la Junta de Apelaciones de la Agencia para la Cooperación de los Reguladores de Energía de la UE (ACER), entidad donde fue vicepresidente de su Consejo de Reguladores. También ha sido vicepresidente del Consejo de los Reguladores de Energía de la UE (CEER). Invitado a visitar España por la Fundación Naturgy, para exponer su visión sobre el papel del gas y el hidrógeno en el proceso de transición energética, recibe a elEconomista en un céntrico hotel de Madrid.
Lleva dos décadas trabajando en la regulación de la energía y con reguladores energéticos. ¿Qué opina de la reforma que acomete la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC)?
Creo que cuando se creó la CNMC se apostó por una entidad excesivamente grande, con muchas competencias y una configuración complicada, y ahora con la elaboración de la nueva regulación hay un problema; no puedo decir con detalle que esto funciona y esto no, pero creo que probablemente necesita mantener más diálogo con los interesados. Tal vez necesite un poco más de tiempo para desarrollar o ajustar el marco normativo de forma eficiente para proteger al mercado, a los consumidores, a los inversores y a las empresas, porque ese es el trabajo del regulador: compaginar y equilibrar intereses; hay muchos ejemplos en otros países que muestran cómo se puede hacer.
Pero España incumplía la normativa europea y no hay mucho tiempo para acometer el cambio.
Es cierto, y si la presión temporal es fuerte, hay que hacer las cosas rápidamente y es muy difícil. Pero creo que a la CNMC, por su estructura actual, le cuesta negociar los equilibrios adecuadamente, porque hay muchas personas implicadas, en lugar de contar con un único responsable para cada sector que pueda tener en cuenta todos los detalles.
Las empresas se quejan precisamente de eso...
En muchos otros países he visto conflictos importantes entre el regulador y las empresas. Normalmente, con el paso del tiempo, cuando se han dictado sentencias judiciales y se han examinado ejemplos de buenas prácticas de otros países y se han aplicado, esos problemas se resuelven.
¿Cuándo tardan en resolverse?
En general, tarda dos años como mucho, porque se empieza a comparar lo que sucede en unos países y otros, y hay que justificar las diferencias; los expertos las examinan, se elabora un informe... Ahora hay un conflicto entre las empresas de la red de gas y la CNMC, pero espero que haya disponibilidad al diálogo por ambas partes y espero que se resuelva, quizá no ahora, pero sí dentro de seis meses o un año.
¿Y qué función cree que debe desempeñar el Gobierno?
Para que funcione la transición energética tiene que haber un equilibrio entre las empresas de energía, las inversiones, el Regulador y el Gobierno. Y mi pregunta es: ¿cómo está transmitiendo el Gobierno lo que va a hacer España en los próximos 15 años? Si el Gobierno no da orientaciones, es más difícil que los inversores decidan y probablemente no lo hagan.
¿Cree que se dejará de invertir?
Creo que el objetivo general de todos debería ser ofrecer la máxima seguridad en cuanto a lo que va a ocurrir, cuáles van a ser los siguientes pasos. Porque es importante, sobre todo en una época de transición, que los operadores de las redes estén regulados de tal modo que tengan estabilidad para probar cosas nuevas, hacer nuevas inversiones, y eso solo lo harán si tienen certidumbre financiera y si el efecto en sus balances es predecible.
Entre esas cosas nuevas están el hidrógeno y la convergencia de las redes de gas y electricidad, ¿no?
Sí. La electricidad sola no podrá suministrar todos los servicios relacionados con la energía que necesitamos, como el almacenamiento de energía a largo plazo o el transporte. Ahí estará el hidrógeno.
¿Cómo se puede conseguir?
Necesitamos un marco político ajustado y trabajar en el marco regulatorio para dar seguridad a la inversión, porque necesitamos acelerar el proceso de cambio en el sistema energético sobre su tendencia natural; en condiciones normales tardaríamos 25 ó 30 años, pero para entonces ya debe estar todo hecho.
¿Como con las renovables?
No. Lo que hicimos con las renovables, que consistió en invertir mucho, ofrecer tantos fondos que cualquiera pudo invertir, es demasiado caro para volver a hacerlo. Para lograr una transición rápida y eficiente hace falta más planificación, identificar quién puede hacer las primeras inversiones y asegurarnos de que la inversión sea a un coste más bajo. Ahí es importante la red de gas, porque para ella hay un método de recuperación de costes que funciona muy bien.
¿Se avanza en esa planificación?
Los reguladores europeos y la Comisión vienen intentando que los responsables de las planificaciones de electricidad y gas, Entso-E y Entso-G, se coordinen, pero tienen grandes problemas, porque la industria de la electricidad tiene una visión distinta del futuro que la industria del gas y no hay una regulación que permita, por ejemplo, monetizar en el gas los ahorros que éste obtenga para el sector eléctrico al convertir electricidad en hidrógeno.
¿Y no hay problemas técnicos?
En los años 60 y 70 había hasta un 60% de hidrógeno en redes urbanas. Hoy en Alemania no hay ningún problema, con un 20% de hidrógeno en sus redes, y eso es mucho hidrógeno.