Si en algo coinciden los expertos tecnológicos es en que la Inteligencia Artificial será lo que cambiará el desarrollo de las empresas y el futuro de los ciudadanos en los próximos años. Para debatir sobre su estado actual, los nuevos retos y los desafíos que enfrenta, el responsable global de Inteligencia Artificial y del sector tecnológico de EY, Keith Strier, recibe a elEconomista Factoría 4.0 junto a Ignacio Rel, el socio responsable del área de Consultoría en España de EY. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Factoría 4.0
¿Cómo explicaría a las compañías la importancia de la revolución de la Inteligencia Artificial?
Keith Strier: Para empezar, hay que tener claro que hay diferentes etapas en esta historia. Hay ejemplos de hace 50 años de tecnología que se estaba desarrollando, pero era muy académica y no estaba desarrollada para ser práctica. En los últimos cinco años, la innovación en sectores como la computación, el diseño de chips... ha hecho que la inteligencia artificial se haya desarrollado muy rápido y se ha pasado del plano meramente académico al comercial. El resultado es excepcional. Tanto mi compañero como yo llevamos años dedicados a la consultoría y hemos vivido diferentes oleadas de tecnologías, pero ninguna es como la actual. La innovación actual influye también en los puestos de trabajo. Las compañías deben analizar y ver el impacto que tendrá en sus negocios, así como formar a sus empleados. Unos trabajos mejorarán y otros serán eliminados. La diferencia principal con las tecnologías anteriores es que la inteligencia artificial es un software que aprende. Las tecnologías que teníamos hace dos o tres años estaban diseñadas para un propósito específico dentro de los límites del software, las de ahora están diseñadas para mejorar su actuación en todo momento y aprender cómo lo haría un ser humano -emociones, capacidades comunicativas...-. Sólo estamos empezando a desarrollar lo que viene, que va a trasformar por completo los negocios. Estamos en las fases más iniciales y lo que estoy seguro es que se va a producir una convivencia entre distintas tecnologías marcadas por la inteligencia artificial.
¿Las compañías españolas están preparadas?
Ignacio Rel: Las compañías españolas saben que tienen que evolucionar. Vemos cambios en los hábitos del consumidor, tenemos una nueva generación que ha sido educada en lo digital... Ellos entienden que es una cosa a la que tienen que adaptarse y lo están empezando a hacer en diferentes niveles -atención al cliente, aumentando la eficiencia de sus sistemas productivos, estudiando y profesionalizando los hábitos del consumidor-. El mundo cada vez es más competitivo y la digitalización es una ayuda para ganar competitividad. Obviamente hay compañías mejor preparadas que otras, pero todas son conscientes de la necesidad de digitalizarse.
K.S.: Los requerimientos para ser digital ahora han cambiado con respecto a hace 10 años. Antes lo novedoso era tener una web, ahora tienes que vender a través de ella... Hace dos años, eras un visionario si hablabas de inteligencia artificial o si hablabas de robots te miraban como si estuvieras loco. Ahora los directivos son conscientes de que deben afrontar estos cambios porque, quieran o no, lo van a tener que implementar.
¿Qué le dirían a la gente que tiene temor a la llegada de estas tecnologías?
K.S.: Claro que va a cambiar la forma de trabajar y, sobre todo, van a haber muchos trabajos nuevos. La gente tendrá que volver a formarse y el aprendizaje continuo va a valorarse más que nunca. En mi opinión, el resultado va a ser más positivo que negativo, pero la gente siempre tiene miedo a los cambios.
I. R.: En algunos casos, usas los robots para la automatización, pero también te sirve para tener un trabajo con mayor valor añadido que recae en las personas, que así se evitan hacer otras trabajos más pesados o que sean perjudiciales para su salud.
¿En qué sectores ven más fácil el desarrollo de estas herramientas?
K. S.: Donde más avances hay es en el sector del consumo, por las exigencias de los clientes que cada vez quieren productos y servicios más personalizados y predictivos. En la industria pesada también hay muchos robots y más inteligentes. Por otro lado, cuando piensas en transporte y movilidad, sabes que el futuro pasa por esta tecnología. En diez años, todo habrá cambiado profundamente. La gente tendrá, en este sentido, que redefinir la vida en la ciudad.
¿La inteligencia artificial es algo que da un valor añadido o sólo se limita a reducir costes?
K. S.: Todos los robots han sido creados para aumentar la eficiencia, los departamentos financieros lo tienen claro. Sin embargo, la inteligencia artificial va más allá. Con ella puedes crear una experiencia, puedes predecirla... eso no es eficiencia, eso es dar una respuesta más completa al cliente. Por ejemplo, el año pasado se implementó en manuales de astrofísica y el resultado fue que podemos descubrir estrellas u otros elementos 10 millones de veces más rápido. Esto es un cambio profundo.
¿Cómo es la experiencia de introducir un robot en una fábrica con empleados? ¿Cómo reaccionan?
K. S.: No hay muchos robots humanoides, casi todos son más máquinas, pero es muy interesante. Te pongo el ejemplo de mi hija: cuando se levanta, con lo primero que habla es con Alexa de Amazon, es decir, una máquina. Ella le da los buenos días y le pregunta qué tiempo hace. Esto puede ser algo muy disruptivo para algunos adultos, pero para una niña de 10 años es una cosa común. Creo que la introducción de la robótica es también una cosa de cambio generacional. Esto es una cosa sobre la que tiene que reflexionar mucho el equipo de dirección. Nosotros siempre recomendamos que se tenga en cuenta el papel del ser humano en el entorno laboral. Cuando introduces los robots o la inteligencia artificial en las fábricas y priorizas el papel del ser humano, ayudas a esta transición. Introducir máquinas inteligentes en los puestos de trabajo puede ser y debe ser algo muy positivo, pero conforme estas máquinas van aprendiendo más cosas, necesitan nuevos requerimientos y un equipo que esté preparado para trabajar con ellas. Hay un montón de software inteligente que es muy útil, pero a medida que se vuelve autónomo, necesita la cultura organizativa, debe cambiar y adaptar la tecnología a esto.
I. R.: Cuando estás introduciendo las nuevas tecnologías, necesitas a gente que esté preparada en todos los niveles de la organización. Todos los cambios tienen consecuencias, pero éstas suelen ser positivas. Cambias la forma de trabajar para mejor y te dedicas a otras tareas con un valor añadido mayor. El papel del equipo directivo en estos cambios es fundamental.
K. S.: El papel de la alta dirección tiene que ir más allá de la decisión de financiar los cambios, también debe dirigirlos y tomar parte. Toda tecnología es bastante impredictiva, por eso hay que hacer muchas pruebas y es fundamental mejorar la comunicación entre los trabajadores de la empresa.
¿Los gobiernos deben tomar parte en esta transformación?
K. S.: Podemos decir que en la primera fase de la digitalización contamos ya con mucha regulación. Entiendo que se necesitará nueva regulación conforme la tecnología se desarrolle, pero todavía falta mucho.
I. R.: Por ejemplo, en España estamos apostando y desarrollando el potencial de las smart cities, es decir, cómo introducimos la tecnología móvil y otras tecnologías dentro de las ciudades para mejorar la vida de los ciudadanos. Creo que es cuestión también de concienciación. No hay que ver la parte negativa de las nuevas tecnologías, al final éstas surgen como respuesta a las necesidades humanas.
K. S.: En los dos últimos años, el tema de cómo iba a afectar al empleo la inteligencia artificial era muy frecuente. Ahora hay muchos foros en los que se debaten las ventajas que nos va a dar la inteligencia artificial y nos va a facilitar la vida. Todo es cuestión del mensaje. Lo que debemos dejar claro y los gobiernos deben resaltar es lo positivo de esta tecnología.
I. R.: Esto surge para mejorar la vida del ciudadano y el funcionamiento de las empresas; es una mejora tecnológica importante y va a revolucionar la forma en la que trabajamos con nuestros clientes y con nuestros empleados, pero no sólo tenemos que ver el lado negativo.
