
Cada mes, cinco millones de personas hacen las maletas en todo el mundo y se van a vivir a una ciudad. Desde que en 2007 el número de urbanitas superara al de personas que vivían en entornos rurales, las cifras no han parado de crecer. De hecho, se prevé que para el año 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades. Esa creciente e imparable urbanización exige nuevos retos en la gestión de las infraestructuras, en seguridad, en suministro de energía... Ya está disponible Factoría 4.0, revista gratuita de 'elEconomista'.
En ese contexto, las ciudades se están volviendo más inteligentes, aprovechando la tecnología para asumir todos estos retos e intentar que ese reequilibrio demográfico sea compatible con una mejora de la calidad de vida de las personas y también se avance en sostenibilidad y respeto el medio ambiente. Las llamadas smart cities ya son una realidad.
Según un reciente informe sobre el mercado de las ciudades inteligentes de Bank of America Merrill Lynch, éste supondrá 1,29 billones de euros para el año 2020. Esa cifra de negocio incluye cuantos proyectos se van a llevar a cabo en todo el mundo para readaptar los servicios tradicionales con ayuda de nuevas herramientas de big data, inteligencia artificial, machine learning, Internet de las cosas... Según otro informe, esta vez de Mckinsey Global Institute, de 2010 a 2025, el Producto Interior Bruto de las ciudades se incrementará alrededor de casi unos 26 billones de euros.
"Prácticamente todas las ciudades españolas, ya sean grandes o pequeñas, están abordando algún tipo de iniciativa relacionada con las smart cities. Hay dos campos de actuación en los que se están centrando una gran parte de estas iniciativas: movilidad urbana y medio ambiente", explica a elEconomista Factoría 4.0 Carlos Álvarez, responsable de Smart Building de Connectis.
De hecho, si echamos un vistazo a la Red Española de Ciudades Inteligentes (RECI) está formada por 65 ciudades. Junto a las grandes capitales, también encontramos otras urbes más pequeñas como Motril, Paterna o Torrejón de Ardoz, inmersas todas ellas en procesos de cambio tecnológico.
Esta red funciona en torno a cinco grupos de trabajo: innovación social, energía, medio ambiente, movilidad y gobierno, economía y negocios. Su objetivo es "intercambiar experiencias y trabajar conjuntamente para desarrollar un modelo de gestión sostenible y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, incidiendo en aspectos como el ahorro energético, la movilidad sostenible, la Administración electrónica, la atención a las personas o la seguridad", explican.
Porceso progresivo
En realidad, nuestras ciudades se han ido volviendo cada vez más inteligentes casi sin darnos cuenta. El abaratamiento de los procesadores permite ya que pueda popularizarse y extenderse su uso en todas partes. Como el aparcamiento de un centro comercial que detecta si hay o no un vehículo aparcado y nos avisa con una luz verde de que podemos ir hacia él.
O como los contenedores o papeleras que avisan al servicio de limpieza cuándo ha llegado el momento de vaciarse. O como las farolas que registran la actividad de la ciudad y recogen muestras de la calidad del aire para luego tomar decisiones sobre polución. O semáforos que ya saben readaptar su programación previa a partir de los flujos de tráfico de cada momento. O los contadores inteligentes de la luz o el gas -llamados smart meters- que son capaces de captar datos para conseguir un consumo energético más eficiente...
Los ejemplos de las iniciativas que se están llevando a cabo son casi ilimitados. Según otro informe, esta vez de Ericsson, se prevé que en 2022 habrá en funcionamiento alrededor de 29.000 millones de dispositivos conectados en todo el mundo, de los cuales unos 18.000 millones se relacionarán con Internet de las cosas (IoT).
Tan aficionados como somos a los rankings, ya los hay también sobre las ciudades más listas. En él están Singapur, Londres, Nueva York, París y Tokio, según Bank of America. Aunque para encontrar una española hay que bajar más allá del vigésimo puesto, Barcelona sería la primera, en parte debido a los proyectos que está impulsando en este sentido con un presupuesto superior a los 77,8 millones de euros.
Sin embargo, no hay que caer en el pesimismo. "Estamos razonablemente bien. En España tendemos a infravalorarnos, pero comparativamente creo que estamos por encima de la media, incluso en el grupo de cabeza. Disponemos de buenas iniciativas tanto de ámbito local como autonómico y estatal", explica Juan Millán, socio director de Gedeth Network.
A su juicio, el esfuerzo de las grandes compañías, incluyendo a los operadores de telecomunicaciones, integradores, prestadores de servicios... y de ciertas Administraciones Públicas "está teniendo un efecto arrastre en ciudades de tamaño mediano".