
Los servicios en la nube se han convertido en los últimos años no sólo en uno de los fenómenos más relevantes de la sociedad digital, sino también en el elemento más importante de ahorro de costes, recursos energéticos e infraestructuras de la industria tecnológica global. Las opiniones son unánimes respecto a las ventajas de este tipo de iniciativas. Así, la compañía Intel, primer fabricante de microchips del mundo, asegura que el denominado cloud computing "ahorra dinero, tiempo y puede salvar al planeta". En concreto, el gigante estima que una gran multinacional que adopte herramientas en la nube durante cinco años podría reducir emisiones equivalentes a las que generarían 5.900 coches, lo que viene a sumar más de 30.000 toneladas de CO2 en los mismos cinco años de referencia. Según Intel, "la disponibilidad de data centers compartidos ofrece unos ratios de utilización de entre el 60 y el 70%, frente al 5 y el 10% de los data centers instalados en las propias oficinas".
Joy Huang, vicepresidente de la línea de producto TI de Huawei, presentó el pasado septiembre la estrategia cloud de la compañía china en el marco del Huawei Connect de Shanghái. Así, entre las soluciones concebidas para ayudar a las empresas en su transformación digital destaca la denominada Plataforma Atlas, "que ofrece una eficiencia en la utilización de recursos un 50% más elevada e impulsa el rendimiento 10 veces más frente a la arquitectura tradicional x86, al tiempo que reduce drásticamente los tipos de dispositivos de hardware para los clientes", indican fuentes de Huawei.
Por su parte, un estudio de Accenture y WSP Environment and Energy, encargado por Microsoft, concluye que la computación en la nube genera "efectos muy positivos sobre el medio ambiente, especialmente cuando se trata de medianas empresas (alrededor de mil empleados)". En esos casos, "el potencial de reducción de consumo de energía y de emisiones de carbono oscila entre el 60 y el 90%, gracias a las economías de escala que se ponen en marcha. Por el contrario, los ahorros en las grandes corporaciones por el mismo motivo rondan el 30%". Los autores del mismo estudio señalaron que "las operaciones más grandes suelen ser generalmente las más eficientes al administrar la utilización y capacidad de los servidores, una vez que pueden aumentar la capacidad del servidor en los periodos de mayor consumo y disminuirla cuando no se utiliza".
Los responsables del informe encargado por Microsoft también calcularon la huella de carbono de los servidores, redes e infraestructura de almacenamiento para tres tamaños de despliegue diferentes, de 100 usuarios, 1.000 usuarios y 10.000 usuarios, todos ellos con datos reales proporcionados por Microsoft para estimar el uso de la energía basada en la nube y la huella de carbono. "Apostar por el cloud computing puede generar una reducción significativa en las emisiones de carbono, y cuanto más pequeña sea la organización, mayores serán los beneficios. De hecho, el informe estima que el 32% de las emisiones se podrían ahorrar trasladando a 50.000 usuarios de correo electrónico en Norteamérica y Europa desde servidores Exchange individuales a Microsoft Exchange Online". Así, este documento concluye que "los beneficios del cloud computing son claros: el aumento de la productividad, la reducción de costes y la reducción de los gastos generales de gestión de los productos".
Fuentes de Interdominios, empresa especializada en al alojamiento de servicios web, asegura en su pagina web que con la llegada de la computación en la nube se solventó el problema de utilizar "servidores dedicados para servicios simples como un servicio de correo, una página web, almacenamiento online o el desarrollo de cualquier otra cosa, obligando a las empresas a adquirir recursos excesivos por previsión de picos de uso para realizar cada servicio con el consecuente perjuicio para el medio ambiente". Frente a esa nueva realidad, el cloud computing ahora "permite a varios clientes compartir un mismo recurso de hardware físico aumentando según la demanda las capacidades de la máquina. Esto genera una situación win/win para todos, cliente/hoster/planeta. El cliente ve abaratado su servicio, el hoster tiene menor coste de mantenimiento y el planeta respira mejor por la reducción de emisiones de CO2".
Más rendimiento y menos gasto
La reducción de la energía es uno de los mayores retos de los fabricantes de tecnología, conscientes de que la totalidad de los dispositivos móviles utilizan baterías para su funcionamiento. Para resolver esa ecuación de "mayor rendimiento con menor consumo", los líderes de la industria hacen causa común entre los microchips, los sistemas operativos y los proveedores de baterías. Así, Mark Papermaster, vicepresidente senior y director de Tecnología de AMD, considera que "la evolución hacia el cloud computing, la conectividad always on (siempre a la vista), y las experiencias de inmersión que incluyen la realidad virtual y aumentada, añaden más demanda de rendimiento informático eficiente".
No es extraño que algunas proyecciones indiquen "que las tecnologías de información y comunicaciones, que incluyen los ordenadores y los teléfonos móviles, consumirán el 14% de la electricidad de todo el mundo en el año 2020", según el directivo de AMD. "El resultado de todos estos factores es una fuerte demanda del mercado de tecnologías que mejoran el rendimiento del procesador, al tiempo que reducen el consumo de energía".
Ante el previsible freno de la Ley de Moore (la duplicación del número de transistores que caben un chip aproximadamente cada dos años a través de circuitos cada vez más pequeños), el mismo experto asegura que "en el futuro, la mayor parte de los aumentos en la eficiencia energética se derivarán de la arquitectura, un nuevo diseño de circuitos y técnicas de administración de energía".
Gestión de residuos y dispositivos
La gestión de los residuos electrónicos es otra de las asignaturas pendientes de la industria. En ese empeño Anders Andrae, experto sénior de Huawei en reducción de emisiones y eficiencia energética, recomendó en su intervención en el la III ITU Green Standards Week "la creación de un estándar en la industria para la clasificación de dispositivos verdes, lo cual permitirá a los consumidores elegir opciones que respeten el medio ambiente, y ayudará a las compañías a diseñar y producir dispositivos móviles más verdes". Frente a ese reto, la multinacional china "está proporcionando multitud de sugerencias e investigaciones para la creación de estándares de clasificación de dispositivos móviles verdes, especialmente en la evaluación del ciclo de vida, que ayudarán a mejorar este sistema de clasificación que podría ponerse en marcha en el futuro".
La reducción de los residuos y la mejora de la eficiencia energética no es territorio exclusivo de los fabricantes en el ámbito tecnológico. Ni mucho menos. Para confirmarlo basta con consultar las soluciones de eficiencia energética promovidas por Telefónica en los últimos años y con las que han reducido "hasta un 30% el consumo energético de las empresas y las emisiones asociadas de CO2". Para ello, la teleco emplea "un modelo de negocio sostenible, basado en una solución extremo a extremo, que gestiona de forma remota y centralizada para todas las oficinas o centros logísticos dispersos geográficamente".
Junto a lo anterior, y con la ayuda de la plataforma tecnológica Hydra, Telefónica "diseña e implanta políticas avanzadas de ahorro energético, que reducen el consumo de la maquinaria con la que ya cuenta el cliente". Esta herramienta permite "telemedir y telegestionar el consumo energético de cada ubicación; monitorizar detalladamente el comportamiento de los distintos equipos (climatizadoras, enfriadoras) del cliente, y modificar su comportamiento para reducir el consumo energético mientras se mantiene el nivel de servicio necesario (temperaturas, humedad, etc.), con un sistema de gestión remota de edificios".
Fuentes del operador indican que la compañía "trabaja para promover internamente la eficiencia energética y el uso de la energía renovable con el fin de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todas sus operaciones y procesos. De hecho, se propone reducir 100.000 toneladas de emisiones de CO2 por acceso equivalente en el periodo 2010-2017, lo que equivale a un 5% de sus emisiones totales en el año base".
Por su parte, Vodafone ha abrazado la estrategia de la Economía Circular, para minimizar el "consumo de energía durante la operación de la red, y los residuos derivados de la utilización y mantenimiento de equipos de las instalaciones de nuestra red". Además de lo anterior, el operador tiene en cuenta otros asuntos de impacto ambiental, como "los consumos de papel y de agua en oficinas o de energía para el transporte y el aumento de dispositivos que quedan fuera de uso y que hace a los usuarios tener que sustituirlos por otros más avanzados.
En cuanto a reducción de emisiones, el informe de sostenibilidad de Vodafone España destaca que la compañía ha evitado directa e indirectamente la emisión de 447.173 toneladas de CO2, (equivalentes a las emisiones realizadas por más de 230.000 vehículos en un año, o al CO2 absorbido en un año por un área forestal de 90.000 campos de fútbol).