La teleco española ha conseguido que el 100% de la energía eléctrica que consume en Europa y Brasil, así como el 81,6% a escala global, proceda de fuentes libres de emisiones
Cuando vamos a comprar un electrodoméstico, sabemos que este tipo de producto está sometido a una serie de criterios que lo valoran según su sostenibilidad medioambiental. También existe un sistema similar que evalúa el compromiso de las compañías con la naturaleza. Es el índice CDP Climate Change y Telefónica obtuvo en 2019 la máxima clasificación, la A, por cumplir con los criterios más exigentes de Carbon Disclosure Project en cuanto a estrategia, objetivos y acciones relativos a los riesgos y oportunidades del cambio climático. No era la primera vez, ni la segunda, sino la sexta ocasión en la que la teleco española obtenía este reconocimiento. No es casual: desde hace más de diez años, la compañía que preside José María Álvarez-Pallete cuenta con una Oficina Global de Energía y Cambio Climático, encargada de ejecutar la estrategia. En ella están representadas áreas globales como Operaciones, Medioambiente y Compras.
Los esfuerzos de la compañía en este terreno encajan con su visión acerca de la contribución que la actual revolución digital tendrá en la sostenibilidad del planeta. "La digitalización también nos va a permitir ser más eficientes y va a ser clave para la descarbonización de la economía y el cumplimiento de los objetivos del medio ambiente", defiende Álvarez-Pallete.
Más rápida y más eficiente
Si echamos un vistazo a los apartados de sostenibilidad de su memoria de 2019, llama la atención la cantidad de iniciativas y programas que hay en marcha con ese objetivo de reducir el calentamiento global y evitar que se supere ese grado y medio que los científicos califican de trascendental para salvaguardar la salud del planeta. La agenda medioambiental marcada en Telefónica va adelantada pues ya en 2018 cumplieron los objetivos que se habían fijado para 2020. Este hecho les llevó en la pasada cumbre del COP25 celebrada en Madrid a anunciar nuevos retos de Energía y Cambio Climático para los años 2025, 2030 y 2050.
La sostenibilidad alcanza a todo tipo de proyectos en la actividad de la compañía. Por ejemplo, la reconversión de la red de cobre a la fibra no solo trae ventajas de conectividad y velocidad en la transmisión de datos a los clientes. También es mucho más sostenible. "La FTTH (Fibra hasta el hogar) es un 85% más eficiente energéticamente en el acceso del cliente que la red de cobre. Ha permitido ahorrar 346 GWh en los cuatro últimos años, lo que supone evitar la emisión a la atmósfera de 93.297 toneladas de CO2, equivalente al carbono capturado por 1.543.000 árboles", explican desde la compañía. Añaden que, además, el despliegue de fibra ha hecho posible que Telefónica cierre una central de cobre al día, reutilizando muchos equipos y reciclando todo el material como parte de su compromiso con la economía circular. "El objetivo es tener el 100% de los clientes minoristas en fibra antes de 2025", anuncian.
A esa renovación de la red de cobre por la de fibra se suman otras iniciativas que la empresa está poniendo en marcha globalmente y con la implicación del Consejo de Administración. Ahí encontramos los proyectos de renovación de las plantas de fuerza y equipos de clima; la utilización de sistemas free-cooling para climatizar con aire directo desde el exterior; el apagado de las redes legacy; la implantación de funcionalidades de ahorro de energía en la red de acceso, y la disminución de consumo de combustible a través de la implantación de estaciones híbridas.
Otro aspecto nada baladí en esa estrategia medioambiental de la teleco española está relacionado con las fuentes de energía utilizada y con su gestión. "La energía es un recurso fundamental para nuestra actividad", leemos en su última memoria. También ahí encontramos un dato interesante: el 95% del consumo energético proviene del funcionamiento de la red propia. "Desde el año 2015, hemos conseguido estabilizar el consumo energético, reduciéndolo el 1% a pesar de que el tráfico gestionado por nuestras redes ha aumentado un 251%", añaden.
Telefónica cuenta con un Plan de Energía Renovable, con el que ha conseguido ya que el 100% de la energía eléctrica que consume en Europa y Brasil, así como el 81,6% a escala global, proceda de fuentes libres de emisiones. La evolución de esa conversión hacia fuentes renovables ha crecido a muy buen ritmo desde el año 2015, cuando era del 20,8%. Después pasó al 82% en 2019 y prevén que alcance el 85% en 2025. "Nuestro objetivo es llegar al 100% en 2030 o incluso antes", explican. Los beneficios de estas medidas no solo afectan al medio ambiente. Como la propia compañía reconoce, el cambio hacia energías limpias reduce sus costes operativos, y les hace menos dependientes de las fluctuaciones de los precios de los combustibles fósiles. "Nuestro plan de Energía Renovable proyecta unos ahorros potenciales en el OPEX de energía de más del 25% en 2030", prevén. Dentro de ese plan encontramos múltiples herramientas o fórmulas, desde la autogeneración a la compra de energía renovable con garantía de origen y acuerdos de compra a largo plazo o priorizar las fuentes de energía renovable no convencional. Este Plan de Energía Renovable de Telefónica tuvo también su premio Glomo 2019 en la categoría Green en la última edición celebrada del Mobile World Congress.

Economía circular
Telefónica ha hecho suyos los valores que representa la economía circular como "una forma diferente de entender la economía, enfocada en mejorar la eficiencia en el uso de recursos, disminuir la dependencia de materias primas y mitigar el cambio climático". En ese campo hay que mencionar el reciclaje, considerada la mejor alternativa cuando la reutilización ya no es una opción. En este sentido, Telefónica recicla ya por encima del 98,4% de sus residuos. Añaden que este modelo de economía circular ofrece una alternativa llena de oportunidades para resolver retos ambientales al tiempo que aporta valor económico y crecimiento. Entronca además con los retos y las oportunidades que ofrece la digitalización. "Integramos esta filosofía a lo largo de todo el ciclo de vida de nuestra empresa. Ponemos el foco en optimizar el consumo de recursos y promover que los bienes usados vuelvan al ciclo productivo, y para ello nos centramos sobre todo en nuestras compras, la gestión eficiente de la red y provisión de servicios al cliente con este fin", concluyen.
La financiación también puede ser verde
Al convertirse el medioambiente en un eje estratégico para Telefónica, la financiación tampoco ha quedado al margen de esos esfuerzos. A finales de 2018 ya publicó el Marco de Financiación Sostenible de Telefónica que le ha permitido emitir hasta la fecha dos bonos verdes. El primero de ellos se lanzó a principios de 2019, convirtiéndose en el primer Bono Verde del sector de las telecomunicaciones a escala mundial, y en enero de este año vio la luz el primer Bono Verde Híbrido del sector. El primero de ellos, por importe de 1.000 millones de euros y a un plazo de cinco años, fue participado por más de 310 inversores. "Los fondos obtenidos servirán para financiar proyectos destinados a incrementar la eficiencia energética de la Compañía gracias al proceso de transformación de la red de cobre hacia la fibra óptica en España y podrán utilizarse, en cualquier caso, tanto para iniciativas ya existentes (con una antigüedad no superior a tres años) como para proyectos futuros", explica Telefónica en su memoria.

En cuanto al segundo bono, el híbrido, lanzado en enero 2020, alcanzó un importe de 500 millones de euros y no tiene fecha de vencimiento. El bono tuvo una sobresuscripción superior en cuatro veces a la oferta y cuenta con el cupón de híbrido más bajo de la historia de Telefónica. En su caso, los fondos obtenidos servirán para financiar proyectos destinados a incrementar la eficiencia energética de la compañía gracias al proceso de transformación del cobre hacia la fibra óptica y a impulsar la autogeneración de energía renovable. Contribuyen así sus suscriptores a la estrategia de descarbonización de Telefónica y sus nuevos objetivos, alineados con el mayor grado de ambición de ayudar a limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 ºC.