
Todos los expertos consultados coinciden: la burbuja de la almendra ha estallado. En apenas tres años los precios del que es uno de los frutos secos de moda se han desplomado a la mitad. La almendra alcanzó en 2015 cotizaciones históricas y en las lonjas de nuestro país los precios superaron los 8 euros el kilo para variedades como la Marcona o la Llargeta. Hoy, apenas llegan a los 4 euros.
Los altos precios alcanzados hace tres años fueron fruto fundamentalmente de dos factores: el incremento del consumo por las cualidades saludables que se atribuyen a la almendra y una importante reducción de la cosecha del principal productor mundial, Estados Unidos, por los problemas de sequía registrados en California, Estado en el que además se replantaron muchos árboles ante su agotamiento productivo.
Los altos precios actuaron en España como un importante "efecto llamada". Muchos agricultores, especialmente jóvenes que se incorporaban a la actividad agraria, apostaron por este cultivo, sobre todo en zonas de interior donde no existen apenas otras alternativas atractivas. "En el norte de provincias como Granada y Almería el boom fue tal que prácticamente ha desaparecido el cereal", apunta Paqui Iglesias, secretaria provincial de UPA Almería. La fiebre por este cultivo provocó listas de espera de dos años en los viveros para conseguir plantones, cuenta la responsable de la organización agraria. Desde 2015 a 2018, la superficie se ha incrementado en más de 83.000 hectáreas.
Aunque hay una coincidencia general en que se han acabado los años dorados, las diferencias son notables a la hora de establecer las causas. Roger Palau, responsable sectorial de Frutos Secos de Cooperativas Agroalimentarias de España, asegura que "la burbuja, provocada por el incremento de la demanda en países que antes no conocían este producto, fue un desastre para el productor porque hizo que el consumo bajara en picado". Paqui Iglesias, sin embargo, lo atribuye a la competencia de terceros países, fundamentalmente "porque entra mucha almendra de Estados Unidos, que encima es de peor calidad, y que se envasa como si fuera española".
Juan Pastor, responsable de Unión de Uniones, lo atribuye sin embargo a los movimientos especulativos de los operadores comerciales y carga especialmente contra la Lonja de Reus, que marca los mínimos. "Los precios los controlan dos o tres operadores en su propio beneficio. Echan la culpa a la llegada de los contenedores de la nueva campaña cuando todo el mundo sabe que la almendra se compra con tres meses de antelación. Es el pretexto que se repite año tras año", afirma.
Sea por una causa o por otra, la realidad es que el precio no ha parado de bajar desde 2015 hasta situarse en el umbral de rentabilidad. "En secano, por debajo de 4 euros son pérdidas directas", afirma Pastor. Situación distinta se da en el caso del regadío, en el que la producción puede cuadriplicarse hasta los 1.800 ó 2.000 kilos. "Se pueden defender gracias al volumen ", afirma Paqui Iglesias.
Roger Palau considera que los precios "están ahora en la parte baja del umbral y deben situarse entre los 4,5 y los 5,5 euros". A los precios ajustados, Jorge Pastor añade otra variable. "El almendro no responde a patrones fijos, no es como otros cultivos en los que puedes hacer la media de dos o tres años. Aquí la producción puede variar de un año a otro de 70.000 a 140.000 kilos por las heladas. Si te llega un año malo, ¿de qué vives?", se pregunta.
¿Qué pasará con aquellos agricultores que vieron en la almendra elDorado? La dirigente de UPA Almería es clara al afirmar que tendrán "una situación complicada. La gente hizo unos cálculos con precios que no eran reales, pensando que iba a estar siempre en 8 euros".