
Esquilar una oveja en un minuto y treinta segundos de promedio le ha valido el título de campeón de España -categoría profesionales-, en el X Open de Esquileo de Extremadura de merinas. No es la primera vez que Mikel Etxebarría Etxebarría se hace con el primer premio en un concurso de este tipo; también se ha subido a lo más alto del podio en otro campeonato nacional de esquileo de churras y en el Speed Shear de Mediana de Aragón (Zaragoza), donde se dan cita algunos de los mejores esquiladores del mundo. | Lea la revista Agro completa aquí
De hecho, a pesar de su juventud -33 años-, este vizcaíno de Dima lleva toda su vida moviéndose entre ovejas por dedicación familiar y es esquilador profesional desde que hace 12 años realizara un curso en la Escuela de Pastores de Arantzazu (Guipúzcoa) y viajara a Nueva Zelanda, "la cuna del esquileo", para completar su formación con "los mejores del mundo".
De ellos aprendió el arte de pelar a la oveja en contacto directo con ella, sin ataduras de por medio, así como prácticas que ahora le permiten ganarse la vida. "Esquilo entre 15.000 y 20.000 ovejas al año", concreta Mikel, quien se mueve entre pequeños rebaños del País Vasco y Navarra de forma individual, de mayo a julio, pero que también ha buscado en ocasiones cabañas en Francia, Alemania e incluso Argentina para completar el jornal.
"Depende de la raza, de si el animal tiene mucha lana, del desplazamiento..., se suele cobrar entre 1,30 y 2 euros por oveja esquilada", apunta antes de definir sus maratonianas jornadas: "A las ocho de la mañana estoy en la cabaña que me contrata; hasta las diez esquilo y a esa hora paro para el almuerzo; a las once reanudo la tarea hasta las dos y media; luego paro para comer y reposar hasta las cuatro, y a esa hora inicio el tirón final hasta las seis, las siete..."
En cuanto a la ejecución, tiene a sus grandes aliados en la máquina -asegura que el esquileo con tijera es hoy por hoy "folklore"-, y en los trucos que poco a poco le han ido trasvasando compañeros de profesión a los que dice estar "muy agradecido".
Esquiladores que, lejos de practicar un oficio que pudiera parecer en riesgo de extinción, reciben savia nueva con jóvenes como el propio Mikel, quien, al respecto, afirma con pesadumbre que "lo que está en peligro de extinción no son los esquiladores, es la oveja". Y añade, "cada vez hay menos pastores y menos gente que quiera trabajar en esto por el sacrificio que conlleva".