Los productores ven con preocupación la salida del Reino Unido de la Unión Europea, aunque no todo tiene por qué ser negativo si España juega bien sus cartas en Europa.
El Brexit ha generado una gran incertidumbre entre los productores españoles porque el Reino Unido es uno de los principales mercados dentro de Europa: es maduro, fiable, hay buenas relaciones y paga bien. Y, aunque todavía hay muchos interrogantes sobre cómo se va a producir esa desconexión y qué repercusiones puede tener en función de cómo se lleve a cabo, lo cierto es que las primeras consecuencias ya se han producido en el sector.
Una de ellas, es la cotización del cereal en los mercados. Por ejemplo, el Trigo Liffe cotizaba a 136,44 libras el día del referéndum, bajando a los 130,63 euros el día siguiente y continuando su descenso hasta las 104,5 libras como consecuencia de la devaluación de la moneda, según explica Francisco Lara, gerente de Sergan, empresa formada por ocho cooperativas para la compra de cereales.
La devaluación de la libra también ha tenido efectos negativos en las exportaciones, con pérdidas económicas del 10 por ciento "del valor sobre el precio acordado porque se negocia en euros, pero se cobra en libras", explica Andrés Góngora, productor de frutas y hortalizas que comercializa sus productos a través de la Cooperativa Agrícola San Isidro (CASI) y responsable de este sector en COAG Almería.
De momento, no se han producido cambios en los contratos porque suelen ser estables y tampoco se han limitado las ventas. En algunos casos, se ha producido un efecto contrario. "En los últimos días, hemos notado un aumento de las ventas, que puede ser por acaparar, aunque también por la proximidad de la campaña de Navidad", matiza Juan Portero, presidente de Bodegas La Aurora, cooperativa formada por un grupo de productores y que comercializan caldos de Pedro Ximénez, DOP Montilla, vinos de Jerez y de la IGP Vinos de la Tierra de Córdoba.
El sector, en general, sí espera que se produzcan algunas afecciones más en las próximas campañas, aunque todo dependerá de las condiciones de esa desconexión de la Unión Europea y de las negociaciones.
Inicialmente, menos problemas se cree que puede haber si el Reino Unido llega a un estatus similar al de Noruega o Suiza porque las consecuencias solo se traducirían en la devaluación de la libra, lo que se ve como un mal menor, porque en algunos casos se podría asumir esa diferencia.
No obstante, también puede producirse un descenso de las ventas por la pérdida de poder adquisitivo. "El producto será más caro y los británicos tendrán que decidir si lo siguen comprando o no", aclara Ignacio López, Ignacio López García-Asenjo, director de Relaciones Internacionales de Asaja.
Más complicaciones se producirían si se opta por aranceles o trabas administrativas a la exportación y el Reino Unido firmara más acuerdos preferenciales con otros países como Marruecos, Estados Unidos o Turquía, aunque desde la UE también se hacen otros acuerdos con Marruecos, el Cono Sur... "y no tiene por qué haber una variación", añaden desde Asaja.
Sin embargo, este punto es uno de los mayores temores del sector de las frutas y hortalizas ante las dificultades que tendrían para destinar la producción a otros mercados. "Es difícil poder encontrar un mercado similar al del Reino Unido en esa área y en nuestro entorno porque los mercados del Este no están funcionando tan bien y pagan menos. Además, está Turquía, que está más cercana a esos países y es una gran productora", indica Andrés Góngora, quien añade que un exceso de oferta en la UE producirá, como ha sucedido con el veto ruso, una caída de los precios. Es difícil de gestionar. Nos queda Estados Unidos, Canadá y Oriente, pero es muy caro llegar allí".
"Lo vamos a pasar mal para trabajar con el Reino Unido", opina David Provenza, productor de frutas de Ontinar de Salz (Zaragoza), que comercializa en el país ciruela. "El Reino Unido tiene la baza de China e India, que saben que es un país deficitario en productos alimentarios, y también está Turquía. Yo he tenido que competir con los turcos y es muy difícil. El mercado del Reino Unido quiere calidad y es muy exigente, pero también valora el precio. Creo que el producto será más caro y vamos a perder competitividad frente a otros países. Dentro de la UE tenemos mano abierta para competir. Poco vamos a poder hacer si hay que afrontar costes superiores" porque, además, "en España el reglamento fitosanitario es caro".
Dentro de la UE tampoco ve fácil poder destinar la producción porque "en el Reino Unido se trabaja con otro calibre. Se podría hacer un tamaño más grande para el mercado interior o bien optar por Alemania, aunque es un mercado minado y quieren muy bueno y muy barato", añade Provenza.
Vino
La situación tampoco es mucho mejor para el sector del vino. "Australia y Nueva Zelanda son países productores y están dentro de la Commonwealth y también Sudáfrica es cercano al Reino Unido", señala Antonio Ubide, presidente de Grandes Vinos y Viñedos de Cariñena (Zaragoza), que comercializa el 20 por ciento de sus cifras totales de ventas en este país, que es el segundo mercado del vino español tras Alemania, "por lo que España tiene un problema".
Con un exceso de oferta también puede producirse una caída de precios al igual que en la fruta y un descenso del consumo, lo que afectaría a una buena parte de los caldos, salvándose inicialmente solo los de los segmentos más altos, pero que "son el 12 por ciento en España". Además, podrían peligrar las inversiones que se han hecho en este mercado en redes comerciales y las campañas puestas en marcha. Y el problema todavía puede ser mayor en "función del espíritu de las negociaciones. Si es constructivo, no se generará rechazo, pero si se negocia desde el rencor o el enfrentamiento, puede producirse rechazo y nos puede afectar de una manera muy negativa", apunta Antonio Ubide.
Las afecciones en el sector vitivinícola pueden ser aún mayores en vinos específicos. "El Brexit nos puede afectar de una manera importante porque los vinos de Andalucía son de los más consumidos en el Reino Unido. El vino de Jerez y Montilla se consumen en ese país desde hace siglos y el Reino Unido es el mayor mercado tradicional. Es difícil sustituirlo por otro porque son vinos singulares y sobre los que se tiene que tener un conocimiento. A corto plazo es difícil poder buscar otro mercado", añade Juan Portero, presidente de Bodegas La Aurora, quien añade que el vino no es como el aceite "para el que se abren mercados emergentes como Asia con India o China y cuyo consumo mundial va subiendo".
¿Qué sucederá con la PAC?
El Reino Unido es un contribuyente neto a la UE. Pero en materia agrícola, por cada euro que aporta, tiene un retorno del 50 por ciento. De este modo, se dejarían de percibir 14.000 millones de euros -se devuelven 7.000 millones-, pero "no hay que ser ilusos porque el Reino Unido es uno de los países que más palos pone en la rueda de la UE", explica el director de Relaciones Internacionales de Asaja.
"Muchas políticas de la PAC han estado motivadas por un bloque crítico y, con la marcha del Reino Unido, puede que no tengan tanto peso y que se dé la paradoja de que otras posiciones que estén más a favor de la agricultura tengan más peso", concluye García-Asenjo para quien se abre ahora "una situación que España debería aprovechar".