
Durante los últimos años ha habido un claro impulso a la profesionalización del sector agrario, aunque probablemente "no a la velocidad que quisiéramos", explica María Antonia González, profesora de la Escuela Universitaria de Ingeniería Agrícola Inea, en Valladolid. Para esta experta, está claro: "O eres profesional o desapareces, y lo estamos viendo en algunos sectores donde al final prevalecen los que lo hacen bien, los que dan calidad y tienen unos costes que les permiten mantenerse". Más noticias en la revista gratuita elEconomista Agro
Para incorporarse al campo, el punto de partida es "tener medianamente claro" la actividad que se quiere desarrollar, agrícola o ganadera, porque las distintas posibilidades que abren en cada una de ellas tienen una serie de condicionantes que hay que valorar, "pero siempre de forma conjunta, ligadas unas a otras".
El primero y más importante es decidir el sistema de desarrollo de la explotación. Los cuatro posibles en el ámbito agrícola son el de producción tradicional, el de mínimo laboreo, la siembra directa y el ecológico. "Apostar por uno o por otro te va a determinar el tipo de cultivos, las rotaciones, las labores que hay que hacer o no, cómo hacerlas, qué sustancias se pueden utilizar o no, qué tipo de maquinaria hay que emplear...".
Cultivos a implantar
Otras de las cosas que hay que valorar es el tipo de cultivos a implantar, "pero teniendo los pies en la tierra", para lo que, entre otras cosas, hay que tener en cuenta la ubicación de la explotación, qué dimensiones tiene, si te permite utilizar o instalar en el futuro regadío? Junto a todo esto hay que tener en cuenta, además, los condicionantes que, a su vez, establece la Política Agraria Común (PAC).
Si la explotación es ganadera, primero hay que pensar a qué sector me dirijo: ovino, caprino, vacuno, etc. También en la ubicación donde se va a instalar la ganadería, aunque fundamentalmente eso sólo te condiciona si la ganadería es extensiva, en la que necesitas grandes espacios.
La dimensión de la ganadería es otro de los puntos clave a analizar, porque eso determina su manejo, algo que además va a estar relacionado con el tipo de mano de obra que vas a tener que utilizar, propia o ajena.
Integración
También condiciona mucho la utilización de una modalidad creciente en la ganadería, que es el de la integración. Se da sobre todo en porcino y avícola, en los que existe una empresa que pone prácticamente todos los medios -los animales, la comida, la comercialización, etc.- conformándose casi como un sistema de producción a la carta.
Las ventajas es que el ganadero arriesga mucho menos porque tiene asegurado el abastecimiento de las materias primas y la venta del producto, pero los inconvenientes pasan por menores precios que en el libre mercado.
Fórmula jurídica
La elección de la fórmula jurídica que voy a dar al negocio -desde el trabajador dueño de la explotación, hasta las sociedades anónimas de transformación, la comunidad de bienes, las cooperativas o la sociedad límitada y anónima-, es obligada porque va a determinar el régimen fiscal.
En el caso de los autónomos, las opciones pasan por incorporarse al régimen de estimación objetiva por módulos o al de estimación directa, bien normal o simplificada. La diferencia radica en que en el segundo caso, las obligaciones fiscales -como hacer las liquidaciones de IVA, los pagos a cuenta trimestrales- son obligadas, mientras que en el otro se está exento.
"Desde el punto de vista fiscal, no se puede decir cuál es lo más rentable. Para las explotaciones pequeñas el ser autónoma es mejor, porque tiene menos obligaciones fiscales, pero no por el tema de la tributación, sino por el papeleo", asegura María Antonia González.
El régimen laboral es otro de los aspectos que hay que tener en cuenta. Para una actividad agraria, hay que ver las necesidades de mano de obra, el tipo de contrato, el número de horas a contratar, las categorías o el tipo de convenio a aplicar. De los dos regímenes, el agrario es más barato en cuanto a aportaciones por contingencias comunes, desempleo, etc., que el general.
Financiación
Las fórmulas de financiación es otro de los aspectos a considerar. Aunque las explotaciones pequeñas "se autofinancian", en algún momento pueden necesitar recurrir a la financiación. Junto a los tradicionales préstamos a largo plazo, -para grandes inversiones de activos inmovilizados- y las de corto plazo -generalmente para compensar las necesidades de cada campaña-, hay posibilidades como el leasing o el factoring, que pueden ser interesantes. En el capítulo de la financiación, es clave conocer y analizar las ayudas asociadas a la modernización de las explotaciones.
En las explotaciones agrarias, como en cualquier otra actividad, es fundamental hacer un análisis exhaustivo de las inversiones necesarias, "porque la tendencia es al sobredimensionamiento". Pero comprar el tractor más grande y el que más consume no sólo tiene aspectos negativos desde el punto de vista de los costes, sino también desde el medioambiental.
"Es muy importante establecer los criterios en función de las rotaciones que se van a hacer, qué tipo de instalaciones, maquinaria o sistemas de riego se necesita, dimensionarlos adecuadamente y luego hacerlo de la mejor manera posible para que sean eficientes, consuman menos, tengan menos costes y sean más favorables medioambientalmente", explica María Antonia González.
¿Compro o alquilo?
"Muchos quieren iniciar la actividad con todos los elementos a la vez y a lo mejor no es necesario. Si se va a hacer una rotación de cultivos, se incorpora la maquinaria según la voy necesitando, porque no es lo mismo financiarse poco a poco que de una vez".
A todo esto, existe la posibilidad de utilizar en común la maquinaria. ¿Qué es más interesante: comprar o alquilar? Y en estos casos, ¿hacerlo individualmente o con otros?
"Hay determinados cultivos que requieren maquinaria muy específica y muy costosa que no es rentable comprar porque a los costes de mantenimiento hay que sumar los de financiación, amortización, reparación... El alquiler ahí es una opción muy interesante. El problema que pueda tener es que esa máquina se pueda necesitar puntualmente en varios sitios a la vez y puede resultar complicado. Para ello, la fórmula es establecer un calendario riguroso. "Por ahí se ahorran muchos costes fijos, que es uno de los mayores problemas".
Cuándo comprar
El sistema de compras y ventas es otro de los aspectos que marcan la actividad agraria. En el caso de la agricultura, las cosas son más sencillas porque hay una serie de materias primas -simiente, abonos-, que se sabe que se van a necesitar, se compran y se van utilizando.
Pero en el caso de las explotaciones ganaderas, "es muy interesante", subraya María Antonia González, hacer un análisis de las materias primas que necesito para determinar cuándo las compro. "Por ejemplo, la paja para la alimentación o la cama de los animales se puede comprar sólo cuando la necesito o cuando se está recogiendo, que puede estar más barata, pero para esto último tengo que tener en cuenta que necesito una infraestructura de almacenaje".
El sistema de compras, explica esta experta, estará determinado por la pertenencia a una entidad mayor. "Si somos un agricultor o ganadero pequeño, pero formo parte de una cooperativa, todo el sistema de compras se pueden hacer a través de ellas. Es un sistema que te permite conseguir las materias primas cuando la vas a necesitar y a mejores precios".
Lo mismo ocurre con las ventas. Cuando uno va a producir no sólo se tiene que preocupar de cómo lo va a hacer, sino de cómo lo va a vender. "Aunque casi es el final de la cadena, hay que pensarlo al principio", afirma María Antonia González.