Entre la necesidad de superar la crisis reciente y la verdadera convicción de desarrollar una estrategia de progreso, cada vez son más las empresas de todos los sectores que buscan expandir su negocio en el exterior.
En la actualidad, la internacionalización se ha convertido en uno de los elementos clave para el buen funcionamiento de una empresa y sus perspectivas de futuro.

Ante la situación actual, el Consejo de Ministros ha aprobado el tercer Plan de Acción para la Internacionalización de la Economía Española 2021-2022, que supondrá la movilización de 4.681 millones de euros de recursos públicos. Un plan ambicioso, adaptado a la situación de pandemia y resultado de la colaboración público-privada. Desde el Gobierno aseguran que hay que "democratizar la internacionalización de la empresa española para llegar cada vez a más pequeñas y medianas empresas". Además, ya se ha presentado Foco África, donde el continente será, de cara a los próximos años, una de las economías donde se cree que va a haber más oportunidades para invertir por parte de las empresas españolas.

Otras regiones como Asia y EEUU serán punta de lanza para las compañías de nuestro país. De hecho, la buena predisposición de la Administración Biden para reforzar la agenda transatlántica entre Estados Unidos y la Unión Europea y, por ende, entre Estados Unidos y España será un momento de impulso de estas relaciones comerciales.
Asimismo, y a pesar de la elevada intensidad de los negocios en Latinoamérica -con fuertes lazos precisamente en países como México y Brasil-, la coyuntura de incertidumbre internacional está haciendo que los empresarios miren hacia otras regiones del mundo como Oriente Medio y el Sudeste asiático para expandir sus exportaciones y sus negocios.

Crecimiento de exportaciones
El buen comportamiento relativo de la cuota de mercado de exportación de España coincide con el aumento de la diversificación de las exportaciones tanto en términos de mercados de destino -hacia economías emergentes y líderes en crecimiento- como de producción -hacia sectores más complejos y con mayor capacidad para extender la exportación a otros sectores que puedan utilizar su conocimiento productivo-. En ambos aspectos, la composición industrial de las exportaciones españolas se sitúa por encima de la media mundial.

Según datos del Gobierno en su informe para el Plan de Acción para la Internacionalización de la Economía Española, la economía española mantuvo una senda de creciente internacionalización hasta 2019, que se ha visto interrumpida por el impacto de la pandemia en 2020. En este año, hubo 55.133 empresas que exportaron regularmente (es decir, que han exportado en el año de referencia y en cada uno de los tres inmediatamente precedentes), un 4,1% más que en 2019 y un 42,2% más que en 2010, habiendo aumentado por noveno año consecutivo. Además, en 2020 la inversión bruta en el exterior creció un 2,18% respecto a 2019, hasta los 23.070 millones de euros. Se trata de la primera tasa positiva de crecimiento en esta variable desde 2016. Por áreas geográficas, Europa es la primera (44,1% del stock) aunque con un descenso del stock del 8%. Latinoamérica mejora su participación hasta el 31%, habiendo crecido el stock en esa área un 11,5%. El resto de América (EEUU y Canadá) sigue como tercer destino por stock emitido (20,8%). Asia y Oceanía ocuparon el cuarto puesto. África sigue con un peso relativo menor y un stock estable.

Beneficios de 'mirar' global
Los beneficios de la internacionalización han ido creciendo de manera constante en los últimos años. Con la economía global actual, empresas de todos los tamaños están estableciendo sus operaciones en mercados extranjeros. Incluso las franquicias. Según, la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), que es optimista con respecto al futuro, espera una gran evolución sobre el 27,1% de las franquicias españolas que en la actualidad desarrollan su actividad en los mercados internacionales, con presencia en 139 países. Los informes avalan que las franquicias hoy son un modelo de negocio con un gran potencial para crecer en los mercados internacionales, para sectores como la moda, la hostelería o la cosmética, y la progresiva vuelta a la normalidad permitirá recuperar la senda inversora de los últimos años.

No obstante, las empresas están teniendo que adaptarse a un entorno de elevada incertidumbre, así como a la aceleración de algunas tendencias internacionales, como la digitalización, la creciente importancia de la sostenibilidad y la posible reorganización de las cadenas globales de valor.