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Los peligros que esconde tras de sí el 'boom' emprendedor

  • El exceso de inversión o las aceleradoras inexpertas provocan fracasos
Imagen de Istock

Emprender se ha vuelto mainstream. La concepción de montar una compañía desde el garaje o desde las propias aulas de la Universidad ha calado en mentes inquietas que quieren hacer de una idea su negocio y forma de vida. A pesar de ello, los focos y el éxito no suelen acompañar a la mayoría de estos emprendedores, quienes, pese a su esfuerzo y constancia, tienen ante sí un difícil camino por recorrer, sobre todo a la hora de buscar financiación. De hecho, la falta de ésta es uno de los principales motivos que llevan al fracaso de una startup. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Pymes, Autónomos y Emprendedores

Sin embargo, ¿qué pasa cuando la inversión es demasiado elevada? También conlleva aspectos negativos. Y es que levantar rondas de financiación está a la orden del día, pero ¿se contrastan debidamente todos los modelos de negocio antes de realizarlas? Ramón Parra, socio de Auren y experto en pymes y emprendimiento, asegura que no es así: "Es algo que estamos viendo todos los días con las plataformas de crowdfunding, las aceleradoras, incubadoras y demás agentes que preparan o potencian la inversión en startups de todo tipo y sector".

De hecho, desde la Asociación Española de Startups apuntan que, en los últimos años, se ha dado un crecimiento importante en el número de aceleradoras e incubadoras y el reto, por tanto, es ahora en revisar la calidad de dichos programas. Y es que muchos de los proyectos de aceleración o hubs de emprendedores se montan pensando en un modelo de negocio tradicional, sin tener en cuenta las especificaciones del mundo startup. Por ello, desde la Asociación consideran que las iniciativas impulsadas por el sector público deben ser desarrolladas por profesionales que conozcan de primera mano cómo funcionan las startups y el entorno en el que se desenvuelven, ya que el objetivo es crear un ecosistema nacional de buena calidad.

En el caso del sector privado, la recomendación es seguir una dinámica similar, con proyectos centrados en las necesidades de las startups desde un punto integral. Y ello teniendo en cuenta a todos los agentes del ecosistema, desde las propias compañías, a inversores, universidades o centros de investigación.

Falta de rigor en la valoración

Junto a la anterior idea, otra serie de dinámicas se posicionan también como amenazas. Así, tal y como confirma Parra, "se está evidenciando una falta de rigor a la hora de valorar startups sin preocuparse del fondo y de la forma. Se hacen proyecciones financieras fuera de mercado y magnificando la eficiencia del negocio para poder dar ratios y valoraciones muy por encima del mercado, solamente para aceptar unos potenciales ingresos que están muy lejos de poder ser reales".

Y es que, mientras que la realidad dice que sólo una de cada diez iniciativas de emprendimiento en las que se invierte acaba siendo rentable, la teoría defiende que cuantos más proyectos se financien, más se diversifica el riesgo de la inversión.

Por todo ello, según confirma Parra, se está perdiendo "el foco de la calidad y lo interesante" y se está llevando todo "al ámbito de las tendencias y las oportunidades mal valoradas, pero que entran por los ojos, como es el caso del fintech".

Esta tendencia implica importantes riesgos. Así, por ejemplo, es posible que una empresa que ha recibido mucho dinero no sepa o no pueda responder a las expectativas y acabe malgastándolo; esto a la vez puede llevar a que el inversor -que ya viene experimentando otros fracasos en sus compañías- reclame el control y la toma de decisiones en la gestión para controlar su inversión.

Una situación que puede derivar en que el emprendedor pierda su idea inicial a cambio de conseguir una rápida monetización. Una situación similar ha vivido el comparador de alquileres vacacionales, Hundredrooms, una startup española que después de recibir 11 millones de euros de financiación se ha deshecho de cerca del 50% de su plantilla en cuatro meses. Esto, según explicaba recientemente uno de los inversores, se debe al despilfarro del dinero.

Pese a todo ello, es cierto que el exceso de inversión es un problema que atañe únicamente a un pequeño conglomerado de startups. La mayoría fracasa por lo contrario: la falta de dinero. De hecho, para Parra, la dificultad de encontrar opciones de financiación, unido a un mal pacto de socios, o un incorrecto plan de negocio desde la base donde no se haya realizado un estudio Dafo adecuado o se hayan sobredimensionado los ingresos, "son la referencia en el 90% de los cierres o ceses de actividad que se gestionan en la actualidad". De hecho, según la plataforma online Startup Genome, sólo una de cada 12 startups logra sobrevivir.

Esta situación lleva a cuestionar la preparación de los emprendedores españoles. No obstante, la experiencia demuestra que la mayoría cuenta con formación universitaria -un 97% según el último Mapa del Emprendimiento publicado por Spain Startup-.

Asimismo, en palabras de Arturo de las Heras, director general del Grupo CEF-UDIMA y experto en emprendimiento, "ahora estamos mejor preparados que nunca, en cuanto a titu- lación superior, acceso a información, o a ayudas públicas, lo que genera un cultivo para que puedan surgir este tipo de oportunidades". Aún así, estar preparado no significa que se acierte en el proyecto escogido.

Otra de las dificultades o riesgos que implica el lanzamiento de una empresa radica en que, en muchas ocasiones, el fundador asume actividades de gestión diaria que implican perfiles de consejero delegado, director financiero o director comercial. Es por eso que tanto inversores como expertos en emprendimiento aconsejan a estos rodearse "de perfiles que les complementen y que, a ser posible, estén más cualificados y sean mejores que ellos en las áreas para las que les necesiten", tal y como concluye Parra.

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