
Durante los últimos días, el cambio climático ha ocupado un lugar protagonista entre las agendas de los principales líderes políticos y empresariales. Así, la COP22, la XXII Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, ha reunido durante este mes en Marrakech a jefes de Estado de los cinco continentes junto a expertos y empresarios con el objetivo de ratificar los compromisos que se pusieron sobre la mesa hace un año, en la COP21 -la Cumbre del Clima de París- y reforzar la respuesta del mundo al cambio climático, estableciendo soluciones reales y una mayor colaboración entre los gobiernos y los actores no estatales como las organizaciones empresariales, pilares fundamentales de la transformación hacia modelos sostenibles. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Pymes, Autónomos y Emprendedores
Y es que, ya antes de la celebración de la histórica COP21, las compañías habían empezado a darle más peso a este factor. De este modo, las empresas no sólo mejoran su imagen de marca, sino que también se vuelven más atractivas de cara a los inversores, quienes, de forma creciente, valoran este elemento como factor de rentabilidad. Fueron las de mayor tamaño las que iniciaron este camino, tal y como explica David Corregidor, responsable de Medio Ambiente de Endesa para España y Portugal, quien afirma que "las grandes compañías españolas están a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático".
Por el contrario, parece que las pymes siguen un paso por detrás en esta cadena, ya que durante este tiempo han centrado sus esfuerzos en su propia supervivencia. De esta forma, la apuesta de las pymes por la sostenibilidad se suele relegar a factores de simple concienciación medioambiental, ya que muchas de ellas desconocen los beneficios económicos que les puede aportar ser sostenibles.
De hecho, el estudio Impacto empresarial y potencial del cambio climático sobre pequeñas y medianas empresas 2016, publicado recientemente por Zurich, revela que las pymes españolas no ven ningún tipo de oportunidad de negocio en los procesos derivados de mitigar el cambio climático. Para María Jesús Romero, directora de riesgos de Zurich para España, esta es una cuestión de recursos y de prioridades: "La gestión del día a día de una pequeña o mediana empresa no permite tener una visión prospectiva, y que proporcione un horizonte sobre algo que es un riesgo, es decir, que no ha pasado. Por eso, es lógico que estas entidades se focalicen en sus urgencias y en su actividad diaria".
Mayor concienciación
Aún así, Corregidor cuenta que "en los últimos años se ha observado una tendencia creciente de concienciación con el cambio climático entre las pymes mediante una mayor preocupación por la eficiencia energética, el cálculo de su huella de carbono y la implantación de sistemas de gestión".
Entre los beneficios, el impacto económico se posiciona como un factor clave. Así lo aseguran desde CDP, una entidad que da información tanto a empresas como a inversores sobre cómo gestionar el impacto medioambiental y tomar decisiones financieras a partir de estos datos. De este modo, fuentes de CDP aseguran que "las empresas con un buen comportamiento climático a menudo también reducen sus costes, lo que es fundamental para la transición hacia una economía baja en carbono", un hecho que pone de relieve la oportunidad que tienen las compañías innovadoras para llevar el reto de la reducción de las emisiones y la gestión del riesgo hacia el éxito empresarial.
Así, tal y como cuenta Steven Tebbe, director general de CDP para Europa, "existe una oportunidad para las pymes que se comprometen con la sostenibilidad, ya que esta es un modelo de disrupción para muchos sectores".
No obstante, todavía hay una importante frontera entre las pymes y las prácticas responsables. El principal motivo es el desconocimiento de los beneficios y de las ayudas que entidades públicas y privadas dan a los empresarios que apuestan por la sostenibilidad. Así, desde la Unión Europea se conceden ayudas para proyectos de energías renovables, ahorro energético y medio ambiente. Una de ellas es Ecoinnovación, una iniciativa creada para apoyar la innovación entre las pymes y mejorar su competitividad, facilitando que los proyectos que tratan de proteger el medio ambiente se conviertan en negocios. En esta línea, la Cámara de Comercio de España ha lanzado el programa ecoInnoCámaras, destinado a mejorar la competitividad mediante la incorporación de soluciones innovadoras en el campo del medio ambiente.
Un ejemplo es la empresa Nobleza de la Tierra, que cuenta con una finca destinada a la producción ecológica y al turismo rural. "El factor económico no fue ningún freno", cuenta su copropietaria Isabel Galbis, quien añade que esta concienciación les ha permitido alcanzar el Sello EcoLíder Oro de TripAdvisor y el Sello de Turismo Ecológico, concedido por el Centro Europeo para el Turismo ecológico y agrícola (ECEAT, por sus siglas en inglés).
Pese a las declaraciones de Galbis, todavía más de la mitad de las pequeñas y medianas empresas -el 51%- apunta el motivo económico como la principal dificultad que encuentra a la hora de llevar a cabo una política responsable, según un estudio elaborado por el Centro Tecnológico Leitat. En cambio, tal y como apuntan desde la consultora medioambiental Green Globe Sostenibilidad y Proyectos Ambientales, "existe la falsa creencia de que la responsabilidad social y la sostenibilidad empresarial cuestan dinero. Debemos ser conscientes de que es a medio o largo plazo cuando la optimización conjunta permite alcanzar sus máximos niveles de productividad y beneficio".
Sin embargo, en lo relativo al cambio climático, parece que las pymes sí están concienciadas sobre los riesgos que este puede traer. Así, según el citado estudio de Zurich, el 78% de ellas teme el impacto de este en sus negocios. En el caso de las españolas, el 38% apunta los daños materiales como el principal riesgo.
Con todo ello, se evidencia que las pequeñas y medianas compañías tienen todavía numerosos retos por cumplir. Hacerlo a tiempo es fundamental para el éxito de sus negocios, ya que si la sociedad se dirige hacia un modelo más sostenible, este tipo de organizaciones no pueden quedarse atrás.