Emprendedores-Pymes

Bares de toda la vida, negocios con un gen resistente tanto a la crisis como a la modernidad

Váyase usted al más remoto pueblo de la geografía española que difícilmente carecerá de dos imprescindibles: una iglesia y un bar, de los que hay 260.000 en una España líder mundial en densidad de este tipo de establecimientos por persona. De ellos, seis de cada 10 son bares de los de toda la vida, con un gen resistente tanto a la modernidad como a la crisis, y viceversa.

A los bares de toda la vida, cuya muerte agorera se ha proclamado en numerosas ocasiones, sobre todo por el advenimiento de la modernidad y el fin de las rentas antiguas de alquiler -fenómenos que llegaron a preocupar principalmente en zonas céntricas de grandes ciudades-, no les ha sentado tan mal la crisis: el renacer del ocio diurno, sus precios bajos, el gusto por lo 'vintage' y la nostalgia que despiertan, sostienen su sempiterna mala salud de hierro.

Ocio más diurno

Al tiempo que el gasto mensual medio de los españoles en copas descendía -de los 95 euros en 2009 a los 67 euros en 2015-, el ocio se ha vuelto más diurno con la crisis. Con menos dinero para gastar y menos noche que 'quemar', el consumidor se reencontró de nuevo con un clásico que siempre estuvo ahí: el mal llamado 'bar de viejos', ese al que Gabinete Caligari dedicó en 1986 una canción-himno generacional con una estrofa con sabor a sentencia... "Bares, que lugares / Tan gratos para conversar / No hay como el calor / Del amor en un bar".

Que al español de a pie le gustan los bares no admite discusión alguna. En nuestro país existe un local de estas características por cada 175 personas, la mayor densidad del mundo. El pasado mes de junio un informe de la consultora Nielsen, a partir del Panel de Hostelería, cifraba en 260.000 (sin contar ni los de restauración organizada ni los negocios temporales de la costa) los establecimientos de este tipo en España.

Dentro de ese gusto patrio generalizado, la querencia hacia el bar de toda la vida y, por lo tanto, algunas de las razones de su supervivencia, tienen también mucho que ver con el gusto por lo 'vintage' y lo 'retro' que triunfa entre las nuevas generaciones de modernos y, por supuesto, con los sentimientos de arraigo y pertenencia y con las vivencias personales de cada cual: quien no tiene un bar de referencia en esta vida vinculado con su ayer resulta tan huérfano como quien no tiene pueblo.

Por si todo esto fuera poco, el bar de toda la vida posee el poder, de ignota procedencia, de transformar a los clientes en parroquianos. Así como al bar de nuevo cuño se acude por curiosidad, al de siempre se regresa por costumbre e, incluso, por inercia.

Según Nielsen, en un contexto que vuelve a ser favorable para los bares en España, seis de cada 10 existentes son tradicionales, de los que llevan abiertos más de 15 años.

Si bien la larga crisis vivida a partir del año 2007 frenó en los últimos tiempos la velocidad de creación de nuevos establecimientos, en 2015 ya se abrieron un 3,6% más de bares. En 2016, el número de establecimientos de nuevo cuño seguirá creciendo pero los bares de toda la vida resistirán el envite de su juventud.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky