Emprendedores-Pymes

Aumenta la creación de compañías, pese a la falta de Gobierno estable

  • La mayoría de las que nacen son microempresas

Nueve meses. Es el tiempo que nuestro país lleva sin Gobierno, un periodo que podría alargarse hasta tres meses más en el caso de producirse unas terceras elecciones. Esta deriva política en la que se encuentra sumergida España no dibuja, a priori, un mapa demasiado positivo para su ecosistema emprendedor. Tanto es así que, durante todo este proceso, las asociaciones empresariales no cesan en su empeño de defender la importancia y la necesidad de formar un Gobierno fuerte lo antes posible para asegurar el crecimiento y la sostenibilidad de nuestra economía. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Pymes, Autónomos y Emprendedores

A pesar de la alarma, lo cierto es que, tal y como reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), desde las elecciones de diciembre de 2015 y hasta julio de este año -últimas cifras disponibles- el número de empresas que se crean en España ha crecido con respecto al mismo periodo del año anterior -unas cifras que son superiores incluso descontando las compañías que se han disuelto-.

Motores de crecimiento

Estos datos ponen sobre la mesa la posibilidad de que los españoles se hayan vuelto más valientes a la hora de emprender, más allá del devenir político. Pero la osadía no es el único factor a tener en cuenta, ya que un cambio en las políticas de Gobierno influiría especialmente a las compañías que ya estuviesen constituidas o a las grandes -por ser estas últimas las que podrían verse más afectadas por reformas como la laboral-. De este modo, la nueva empresa no se sentiría tan amenazada. A ello se une el compromiso con el emprendimiento que han defendido los candidatos.

Bajo este escenario, las compañías que más se crearon durante el pasado año fueron aquellas de menor tamaño, tal y como cuenta Raúl Mínguez, director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de España: "El 78,8% de las sociedades que nacieron en 2015 fueron microempresas sin asalariados, según datos del Directorio Central de Empresas (Dirce)".

Sobre estos nuevos negocios, Mínguez subraya que están encabezados por "empresarios físicos cuya alternativa es emprender o estar en el paro y, ante esa doble situación, se decantan por la primera, aunque el entorno político sea incierto". De forma adicional, las pequeñas compañías tienen menos alternativas frente a las medianas que quieran crecer o a las grandes, las cuales pueden, por ejemplo, "centrarse en abordar otros proyectos", afirma Mínguez, quien añade que los sectores que están tirando de la economía como el servicios o la industria agroalimentaria "son muy atractivos para la microempresa debido a su atomización".

Otro de los datos que explicaría esta mejora en el número de compañías es el crecimiento de la economía española, que revierte en la confianza. Así lo explica Mínguez: "La economía está empujando la creación de empresas, ya que se ha consolidado más allá de una cuestión coyuntural". De esta forma, aunque los empresarios se siguen mostrando cautelosos, esta situación lleva a una mejora de sus expectativas. Así, tal y como cuenta el director del Servicio de Estudios de la Cámara de Comercio de España, "hay una capacidad de emprendimiento que ha estado retenida, por lo que, cuando se confirma la reactivación económica tras unos años de recesión, estas personas se animan a materializar el proyecto que tenían en mente".

A esta coyuntura hay que añadir una mejora en las condiciones de acceso a la financiación, tal y como se deriva en la Encuesta sobre Morosidad y Financiación, contenida en el último Boletín de Morosidad y Financiación Empresarial de Cepyme. Así, por ejemplo, ha aumentado el número de empresas que declara que sus costes de financiación han disminuido, en un escenario de tipo bajos. En este sentido, el canal bancario sigue siendo el principal mecanismo de financiación para las pequeñas y medianas empresas, con un 33,7%.

De hecho, España se encuentra a la cabeza de sus vecinos europeos en la disposición de las entidades crediticias a facilitar el crédito a las pymes. Tras esta vía se sitúan los beneficios retenidos y la venta de activos -31,1%-, así como los fondos propios y el capital riesgo -14,4%-. Precisamente la diversificación de los canales de financiación es otra de las características de este periodo. "La crisis ha producido una mayor cultura financiera entre compañías y emprendedores, quienes se están acercando a otras alternativas más allá de las tradicionales, como el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), el capital riesgo o semilla o los bussines angels", asegura Mínguez.

A esta tendencia se une la evolución de los costes de iniciar un negocio. De este modo, tal y como se deriva del último Informe Especial GEM sobre financiación para Emprendedores, la cantidad promedio necesaria para emprender en 2004 era de 48.200 euros, mientras que en 2015 esta cantidad fue de 11.600 euros, cifra que en la actualidad alcanzaría los 14.850 euros, tal y como se refleja en el citado estudio. Este cambio, podría deberse a la capacidad de los emprendedores para poner en marcha su negocio con menos recursos, pero también al menor coste de los nuevos modelos de negocio, principalmente los vinculados a la tecnología.

Otro factor que podría explicar el comportamiento alcista en la creación de sociedades -especialmente en los primeros meses del año- es la caída de la morosidad empresarial en los tres primeros meses de 2016, que según Cepyme se situó en 93,5 puntos, cinco décimas menos que en el trimestre anterior, lo que rompe con la tendencia alcista de los tres últimos trimestres.

Empleo para el futuro

Estos buenos datos pueden extenderse a las proyecciones de creación de empleo. En concreto, el estudio ADN del emprendedor, elaborado por Hiscox -realizado entre más de 4.000 empresas de Alemania, España, Francia, Holanda, Reino Unido y EEUU-, las pymes españolas están al frente de estos países en cuanto a creación de empleo. Así, el 26% de ellas cree que durante este año ampliará su plantilla. Sin embargo, estos datos se deben tomar todavía con cautela, ya que un 50% no tiene prevista ninguna incorporación.

Con todo ello, y aunque el tinte optimista parece que sobresale entre el ánimo empresarial, los políticos aún deberán mostrar grandes dosis de responsabilidad para cumplir con las peticiones del colectivo emprendedor, como más flexibilidad en la contratación o beneficios fiscales para inversores.

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