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Quédese con el becario para rentabilizar su fomación

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Pasear por cualquier universidad y no escuchar la palabra becario es casi una misión imposible. En este sentido, son muchos los estudiantes que han pasado por esta etapa o que se enfrentarán a ella tarde o temprano. Detrás de este esfuerzo: la esperanza de adquirir experiencia y encontrar un trampolín hacia el mercado laboral de cara al futuro. Más noticias en la revista gratuita elEconomista Gestión y Desarrollo Exterior

En cifras, este universo se traduce en unos 80.000 jóvenes en prácticas cotizando a la Seguridad Social, tal y como declaró recientemente la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez. Sin embargo, estos números son relativos: "hay que tener en cuenta también a aquellos estudiantes que realizan prácticas curriculares no remuneradas y que, por tanto, no cotizan a la Seguridad Social. Podríamos estar hablando de unos 200.000 jóvenes los que se encuentran en esta situación cada año en España", asegura Fernando Martínez, director de la Fundación Universidad Empresa (FUE), una organización que pone en contacto a estudiantes con empresas para facilitar el acercamiento de estos al mundo laboral a través de programas de prácticas.

Por otro lado, según el Informe Perspectivas de habilidades 2015. Juventud, capacidades y empleabilidad, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 67% de los jóvenes en España ha realizado prácticas en empresas. Un dato que sitúa a nuestro país en el segundo puesto de la Unión Europea, tras Eslovenia.

Las aptitudes más valoradas

Una de las mayores críticas de las empresas hacia esta realidad es la gran distancia existente entre la formación universitaria y el trabajo real que tendrán que desempeñar los estudiantes. Tal y como critica Martínez, "las empresas se quejan de que los recién titulados tienen importantes carencias competenciales". Sin embargo, parece que no es un problema únicamente español, sino que "se habla de deficiencias de aptitudes en todo el mundo".

Un hecho que, según Martínez, se debe a que "la globalización también ha afectado al perfil competencial de los recién titulados". En este sentido, las compañías demandan a personas con "motivación, esfuerzo o actitud receptiva". Así lo explica Tamara Jarillo, una titulada en Farmacia que comenzó sus prácticas en los laboratorios Rovi durante el último año de carrera y que, a día de hoy, sigue trabajando en la compañía. "Me dieron una beca de tres meses sin remuneración. De hecho, tuve que pagar para convalidar los créditos de libre elección. Más adelante, me ofrecieron continuar durante nueve meses con una beca de 650 euros al mes", cuenta Jarillo, quien tras acabar sus prácticas, volvió a ser reclamada por la compañía, al quedar un puesto vacante para ofrecerle un contrato temporal.

Sin embargo, son muchas las críticas que se lanzan hacia esta realidad. "Se debería regular la proporción de becarios por empleado", defiende Jarillo. Así, tal y como confirma el director de la FUE, "no existe una regulación específica al respecto, más allá de la lógica y ética empresarial". Además, no hay que olvidar que estas personas llegan a las compañías con el fin de aprender; por tanto, deberían tener un referente en la organización, algo que muchas veces no se cumple. "Las condiciones son peores porque se supone que las empresas asumen un riesgo cuando contratan un becario; sin embargo, muchas veces, esto no ocurre", critica Jarillo.

Inversión en formación

A pesar de ello, lo cierto es que las compañías que acogen a estudiantes en prácticas están realizando una importante inversión en su formación, por lo que ofrecerles un contrato de trabajo tras el proceso de aprendizaje supone una fuerte ventaja: "Es lógico que quieran optimizar los resultados de esa inversión incorporando a estas personas en plantilla", defiende Martínez. En este sentido, más del 80% de las entidades que trabajan con la FUE ofrece finalmente una oportunidad laboral. De esta forma, las empresas que acogen a estudiantes en prácticas curriculares de titulaciones oficiales pueden beneficiarse de una bonificación del 100% del importe de cotización, lo que para la compañía supone un importe de 34,89 euros al mes y para el estudiante de 6,12 euros.

Del mismo modo, parece claro que las prácticas son una buena oportunidad para acercar la universidad al mundo laboral, aunque todavía es necesario potenciar otras medidas como "apostar por nuevas metodologías pedagógicas -más dinámicas, colaborativas y centradas en el alumno-", defiende Martínez.

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