
Conocido hasta 1935 en occidente con el nombre de Persia y cuna de las primeras civilizaciones; así hemos distinguido a Irán durante años. Ahora, el entramado internacional y el escenario político vuelven a poner al país en el punto de mira, y las empresas están tomando nota de ello. Más noticias en el suplemento gratuito elEconomista Gestión y Desarrollo Exterior
El pasado 14 de julio saltaba a la luz la noticia que llevaba postergándose durante semanas -el plazo límite fijado por las potencias internacionales y el país persa para llegar a un acuerdo vencía el 30 de junio-: Irán y el 5+1 -grupo formado por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, China, Rusia y Alemania- llegaban a un acuerdo histórico sobre el pacto nuclear. La firma limita el programa nuclear iraní a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas, que volverán si en 65 días se incumple el acuerdo definitivo sobre su programa atómico.
De esta forma, el régimen de los ayatolás preserva la capacidad de producir energía nuclear con fines civiles, mientras que se pone fin a 35 años de enfrentamiento entre Washington y Teherán. Así, Barack Obama se apunta otro tanto más en su labor diplomática, sumándose al que ya lideró recientemente con la Habana.
Oportunidad empresarial
Pero además, este nuevo panorama es una oportunidad para que el país pueda aumentar su tejido empresarial y mejorar su economía. Tanto es así que, en palabras de Rafael Bueno, director de Política y Sociedad de Casa Asia, "el fin de las sanciones supone un cambio radical" ya que ante este escenario se abren nuevas oportunidades para inversores y negocios extranjeros. "Ya han pasado casi 13 años desde que se hizo público el programa nuclear iraní y, como suele ocurrir cuando hay embargos económicos, la principal víctima es el pueblo que sufre las consecuencias: paro, inflación y restricciones. Hasta la gasolina está racionada, aún siendo este país uno de los mayores productores de petróleo del mundo".
Así explica Bueno las consecuencias de las sanciones promovidas por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desde que, en 2002 un satélite estadounidense captara imágenes de las instalaciones nucleares de Arak y Natanz, desconocidas hasta entonces. La contestación internacional llegó en 2006, cuando el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso a Irán un programa de sanciones. Pero todavía quedaba margen para aplicar un castigo mayor: en 2012, la Unión Europea estableció un embargo al petróleo, sanciones a la industria petroquímica y restricciones financieras, incluida una congelación parcial de los activos del Banco Central de Irán. A esta situación se añadían limitaciones a la exportación de billetes, monedas, oro, metales preciosos, diamantes, bienes de doble uso y la congelación de los activos de ciertas compañías iraníes.
De esta forma, "el PIB iraní lleva año tras año reduciéndose por las sanciones", asegura Bueno. No obstante, en palabras de Bueno, "Rohani comprendió muy bien, cuando fue elegido presidente en 2013, que el problema de las sanciones era una prioridad que tenía que ser resuelta con rapidez para que la prosperidad económica regresase".
Pero ¿cuál era el problema de fondo que impedía llegar a un acuerdo? "El miedo al resurgimiento de una potencia regional como Irán y la falta de confianza del régimen hacia los occidentales, que ya les "traicionaron", según su versión, primero apoyando al anterior Sha y después aliándose con su vecino Irak en la guerra que mantuvieron en los 80", contesta Bueno.
Inversores y empresas
La economía iraní es la segunda más grande del Norte de África y Oriente Medio, después de Arabia Saudí, a lo que se unen sus notables recursos humanos -los datos de 2014 estimaban su población en 77,3 millones de personas en 2014- y físicos -ocupa el segundo y cuarto lugar del mundo en reservas de gas natural y crudo, respectivamente-. Por eso, tal y como reconoce Bueno "Irán puede aportar seguridad, fuentes de energía como el petróleo y el gas, y, en suma, el potencial de grandes contratos de infraestructuras, como la construcción de metros o de trenes de alta velocidad, entre otros." afirma Bueno. De este tipo de contratos saben mucho en la compañía Taim Weser, una empresa que cuenta con 20 años de experiencia en este país. Su presidente, Manuel Teruel, asegura que este mercado puede ser también la puerta de entrada a "los países del golfo Pérsico y a antiguos países de influencia soviética".
No obstante, antes de aterrizar en este país, es necesario conocer bien su peculiar idiosincrasia. En palabras de Bueno "el principal inconveniente es su rígido sistema político, basado en unos preceptos religiosos que tienen que modernizarse". Y es que hay que tener en cuenta que en Irán, lo que pesa realmente es la religión, porque "aquí, más que en cualquier otro sitio, el Islam es político", asegura Bueno, quien, por el contrario, confirma que "la parte positiva es la gran cercanía entre la cultura española y la persa, dos pueblos con más de 600 años de relaciones y una gran facilidad para comunicarse mutuamente".
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la sociedad iraní está muy jerarquizada y los mandos intermedios tienen poco poder de decisión. Por eso, Miguel Ángel Iriso Iribarren, consejero Económico y Comercial de la Embajada de España en Teherán, recomienda asegurarse de que "los directivos asuman los acuerdos alcanzados".
Por otro lado, desde la Embajada de España en Teherán recomiendan mantener una presencia física regular, así como contar con un representante local, debido a la complejidad del régimen de comercio y de pagos al exterior. De esta forma, el socio local podrá realizar el seguimiento de los procesos administrativos y bancarios y del servicio posventa. Por su parte, Teruel también advierte de que "los iraníes son muy duros negociando contratos y precios", aunque asegura que "son muy cumplidores, ya que no es un país que se caracterice por los impagos".
Productos de éxito
Antes de embarcarse en esta aventura, también hay que tener en cuenta qué productos vende tu compañía, ya que muchos sectores encuentran restricciones por las diferencias culturales, como el de las bebidas alcohólicas. En cambio, los sectores con mayor peso en esta economía son la agricultura y los servicios de escala y financieros, los hidrocarburos y la fabricación.
Teruel también aconseja a las industrias disponer de una delegación en el país para dar soporte al personal que la empresa extranjera destine allí.
Por otro lado, la desconfianza generada por la expansión del terrorismo islámico en los países vecinos es otro de los factores que podrían echar para atrás algunos de estos proyectos. No obstante, Teruel asegura que "los trabajos se están desarrollando según lo previsto y las nuevas licitaciones siguen su curso". Del mismo modo y, en palabras de Bueno, "parece claro que Irán se ha convertido en parte de la solución a los inconvenientes de la zona más que en uno de sus problemas".
Todos estos datos conducen a pensar que la eliminación de las sanciones llevarán a Irán a potenciar las oportunidades que ofrece a las empresas españolas. No obstante, habrá que esperar todavía a constatar que, efectivamente, el país cumple con los requisitos impuestos por Estados Unidos y las potencias occidentales para cerrar definitivamente la rivalidad. Así, Iriso reconoce que "los exportadores que sepan abordar con paciencia este país tan subestimado y desconocido obtendrán resultados óptimos".