
Numerosos estudios demuestran que los supermercados tienen un impacto positivo sobre el comercio de proximidad, ya que provocan un incremento de la actividad económica en su entorno más cercano, y en la apertura de nuevos comercios cuya actividad no está directamente relacionada con la del supermercado. Esto se traduce en un impulso del empleo (tanto directo como indirecto) y en una mayor productividad, como señala el estudio 'La prosperidad compartida', realizado por KPMG.
La apertura de un supermercado produce una reorganización de los minoristas, que ven crecer sus posibilidades de supervivencia. Además, dicha reorganización se traduce en un crecimiento del número de comercios en la zona.
En este sentido, estudios llevados a cabo por Mercadona señalan que por cada nueva tienda abierta por el grupo se genera una actividad económica a su alrededor que se traduce en la apertura de doce nuevos comercios minoristas. En zonas más consolidadas, la apertura de un nuevo establecimiento de Mercadona ayuda a consolidar los comercios locales cuya actividad no esté directamente relacionada con la de los supermercados de Juan Roig.
Nuevos empleos
Así, lo que KPMG denomina el 'efecto Mercadona' provoca la apertura de una media de 10 nuevos comercios en torno a los supermercados, lo que se traduce en nuevos empleos para la economía del barrio. En concreto, cada tienda que se abre genera 1.013 puestos de trabajo indirectos de media.
Como consecuencia, la llegada de nuevos supermercados a una zona tiene un efecto agregado de reducción de precios en los comercios que desarrollan la misma actividad, lo que beneficia a los consumidores, especialmente a los de menor renta.
Asimismo, un estudio del Banco Sabadell señala que donde se abre un Mercadona aumenta la sensación de seguridad, según los responsables de los comercios locales.