
La aventura de Rodrigo y Miriam es la mejor muestra de "cómo emprender y no morir en el intento". Pese a las trabas burocráticas y la falta de financiación, han conseguido poner en marcha su proyecto empresarial.
Los primeros problemas surgieron cuando los dos emprendedores tuvieron que realizar un segundo proyecto de obras porque el que inicialmente les había indicado el Ayuntamiento de Valladolid ya no valía. "Después de tres meses esperando una respuesta, nos dijeron que en realidad necesitábamos un permiso de obra mayor y no de uno menor como nos dijeron al principio. Eso supuso rehacerlo y perder el dinero del alquiler y de los gastos fijos de todo ese tiempo".
Tampoco han tenido ayuda financiera para poner en marcha su negocio. Con capital propio y un préstamo han logrado el capital suficiente pero de ayudas, nada. "Todo eso que dicen de ayudas por ser joven o por ser mujer es mentira", explica Miriam sin poder ocultar el "vértigo" que le da la experiencia.
"Hemos tenido que empeñar dos riñones y los de nuestros padres, pero también es cierto que si la cosa funciona ahora, cuando pase esto va a funcionar seguro. Hicimos un plan de empresa, echamos nuestras cuentas y nos lanzamos a la piscina".
Los promotores de Reverse Studios reconocen que no podrán competir por precios "porque se han tirado" y apuestan por la calidad y la profesionalidad como su mejor baza. "Hasta ahora, si una empresa como El Árbol o las agencias de publicidad, que las hay buenas en la comunidad, querían desarrollar una campaña con buenos locutores tenían que irse a Madrid".