Emprendedores-Innova

Ser más digitales para ser más humanos

Imagen de Dreamstime

Una reciente encuesta, realizada entre cerca de 900 directivos de empresas españolas grandes y medianas, aseguraba que el porcentaje de compañías que se encontraba ya en una fase avanzada del proceso de Transformación Digital era del 70%.

Se trata de una estimación que se antoja, como mínimo, llamativa, sobre todo si se tiene en cuenta que en la muestra no estaba representado el núcleo del tejido empresarial español , aquel que, según diversos indicadores, encarna el 98% de nuestras compañías: las pyme y la micropymes.

Es en ese entorno de las plantillas de menos de 50 trabajadores y de los recursos limitados, y no en el de las todopoderosas multinacionales, donde deberíamos fijarnos para medir el verdadero alcance de la revolución digital en España. Y los estudios que se detienen a analizar este otro segmento no son tan optimistas. En ellos se habla de unos porcentajes de implantación del 30%, y sólo, además, en fases muy iniciales del proceso.

Cultura digital

Que las empresas españolas se encuentren en pañales en cuanto a transformación digital es sintomático de que los profesionales que trabajan en ellas también lo están. De poco le valdrá a una compañía presumir de cultura digital si las personas que la integran no se han subido a ese carro. Porque no hay revolución que valga sin personas que la lleven a cabo.

No cabe duda de que las empresas tienen una importante parte de culpa en este déficit. Pero también es hora de que los profesionales abandonen la situación de espera de acontecimientos que muchos de ellos parecen haber han adoptado respecto a la transformación digital y asuman su propia responsabilidad en la adquisición de competencias digitales. No pueden permitirse el lujo de seguir atrincherados en sus rutinas, aguardando eternamente a que sea la empresa quien tome la iniciativa. A ellos les corresponde dar también los pasos necesarios para adaptarse a las nuevas necesidades del mercado. Les va el futuro en ello.

Esta premisa se hace especialmente importante si tenemos en cuenta el panorama laboral al que nos enfrentamos en los próximos años. Según un reciente artículo de Harvard Business Review, la Inteligencia Artificial se va a convertir un rival muy poderoso para los seres humanos en los entornos laborales. Las máquinas inteligentes podrán buscar, encontrar, procesar, almacenar y recuperar infinitamente mucho más rápidamente que cualquier persona, y en el futuro también nos superarán en cuanto a velocidad de aprendizaje. Esta realidad obliga hasta los más rezagados a asumir con urgencia que las competencias digitales son imprescindibles para la empleabilidad de cualquier profesional.

Elementos insustituibles

Ahora bien, siendo ese conocimiento digital irrenunciable, hay muchos elementos del ser humano que seguirán siendo insustituibles para un gran número de posiciones y trabajos. Porque lo que las máquinas nunca a van a poder hacer es emocionarse, imaginar, innovar, ejercer el pensamiento crítico o conectar talento como hacemos las personas.

¿Abre esto un rayo de esperanza frente a la amenaza robótica? Sin duda, pero con matices. Porque en realidad, ambos elementos están ligados y es precisamente el binomio hombre-máquina el que más posibilidades de éxito tiene en los entornos laborales del futuro. Se van a necesitar perfiles con todas esas capacidades propias de los seres humanos, pero que, al mismo tiempo, sepan desenvolverse en los nuevos entornos tecnológicos. Porque sin esas habilidades digitales estarán renunciando al 50% de su talento y a la oportunidad de desplegarlo y sacarle el máximo partido. Hacen falta profesionales que sepan valerse de lo digital para hacer más viable lo humano.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky