Efrén Álvarez participó en la primera edición del programa de cocina Masterchef, el conocido programa de cocina de TVE. Su paso por televisión le permitió acceder a unas prácticas en el restaurante de dos estrellas Michelín Abac, del chef Jordi Cruz.
Durante su estancia como cocinero empezó a desarrollar la idea de Wetaca, el proyecto que ahora ha lanzado junto con su socio Andrés Casal, y tras haber pasado por el mundo de la auditoría, trabajando para PwC. Su empresa ofrece comida casera a domicilio, hecha "con el cuidado de una madre y la técnica de un restaurante de alta cocina". Envasan la comida en porciones individuales, que tienen un precio medio de cinco euros.
"Nos dimos cuenta de que la alimentación es un quebradero de cabeza para los trabajadores. No existe ninguna solución óptima que consiguiese la satisfacción plena del usuario", explican.
Nació en la cocina de su piso
Con la decisión de emprender ya tomado, compraron una envasadora al vacío con el premio que Efrén había ganado en Masterchef, y empezaron a hacer pruebas en su propio piso. El objetivo era lograr un producto que se pudiera conservar unos días en la nevera y que al recalentarlo estuviese tan bueno como recien hecho. "Probamos de todo: hicimos lentejas que se hinchaban, solomillos como suelas de zapato...". La solución llegó con el concepto 'Cook & Chill' (cocina en línea fría), que consiste en cocinar el producto, envasarlo y bajar rápido su temperatura para que no se estropee.
Tras dos meses y medio probando empezaron a llegar los resultados. Ya tenían el Producto Mínimo Viable. En noviembre empezaron a ofrecer sus servicios a gente cercana, recibiendo ocho pedidos. El objetivo no era ganar dinero, sino aprender, con el sabor como principal protagonista.

Durante semanas estuvieron haciendo los repartos en sus propios vehículos, lo que también les servía para recibir el feedback directamente, y conocer que debían mantener y el qué cambiar.
Justo antes de Navidad alcanzaron el número máximo de pedidos que podían servir con sus materiales, por lo que invirtieron los beneficios en herramientas profesionales. Por las limitaciones propias de cocinar en casa se marcaron un límite de 30 clientes por semana, que alcanzaron muchas veces. Tras siete meses vendiendo, en junio cerraron la producción casera.
Menú dinámico
Cada semana elaboran un menú dinámico y equilibrado, compuesto por platos principales, guarniciones y algunos postres. Apuestan por materias primas de calidad, buscando un sabor excelente y un equilibrio entre los ingredientes.
Y esa es la principal diferencia que ofrecen respecto a la competencia (como Lakomi o NoCocinoMás): mejor sabor, una producción artesana, junto con una relación calidad-precio superior, según explican. El objetivo es consolidarse en Madrid, dar el salto a Barcelona y al resto de España, y en el futuro saltar al extranjero.
Actualmente se encuentran en la fase de lanzamiento y tracción. Ya tienen un local en el que cocinar, la maquinaria necesaria, un sistema de reparto para satisfacer la demanda y una web, que ya vende desde el 1 de enero.
Pasión por emprender
Y si la pasión de Efrén es la cocina, la de su socio Andrés es el emprendimiento. Su primera experiencia como "empresario" se produjo a la edad de 9 años. Alumnos de su colegio pasaban un mes en Irlanda, donde los niños se gastaban el dinero en golosinas, artículos de broma y otros productos inútiles. Pero había una golosina, las 'bars', que no existían en España y que tenían mucho éxito entre los niños. Andrés guardaba su prespuesto hasta el último día y volvía cargado de este tipo de golosinas.
Después las vendía en el colegio a los niños que no habían ido a Irlanda. Llegó a tejer una red de vendedores en cada clase, que le pasaban los encargos y a los que les pagaba en golosinas.