
Conocer las tendencias en materia laboral para poder diseñar políticas de empleo oportunas. Así podría resumirse una de las máximas de Valentín Bote, director de Randstad Research -área de Randstad destinada a la investigación en recursos humanos-. En esta ocasión, formación y déficit de talento han sido los puntos clave en la entrevista que ha concedido a elEconomista.
¿Podría afirmarse que en España hay una población universitaria muy numerosa?
Tenemos una proporción de universitarios algo más alta que la media. También contamos con unos niveles de fracaso escolar que duplican la media europea, así como abundancia de trabajadores poco cualificados que aspiran a lograr un empleo. Decir que tenemos demasiados universitarios... Si éstos estudiasen carreras con altas oportunidades de integración laboral, yo nunca diría que son demasiados, pero si nos fijamos en que muchos de estos estudiantes están en disciplinas que no les van a ofrecer oportunidades, pues la respuesta es que sí, tenemos demasiados en esas disciplinas y tenemos escasez en otras.
¿Se refiere a ramas como 'STEM' -ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas-? ¿A qué se debe?
En primer lugar, no se trata de un fenómeno exclusivo de España; en muchos países occidentales y desarrollados se va a producir este déficit. En segundo lugar, su demanda por parte de las empresas está creciendo a un ritmo muy fuerte debido a los procesos de digitalización e innovación tecnológica. Por otro lado, hay una oferta de profesionales que están formándose en la universidad que evoluciona de forma más lenta y eso hace que en todos los países occidentales surja ese déficit. En el caso de España, llegan menos jóvenes a la universidad; a eso hay que añadir que los que llegan están eligiendo el perfil STEM con menos insistencia que hace unos años.
¿Cómo se puede solucionar?
Hay cuestiones de tipo personal donde es muy difícil entrar, aunque se puede ofrecer información para que la gente tome decisiones de la forma más racional posible. Por otro lado, las carreras STEM son más exigentes y, en ocasiones, más difíciles de estudiar en el sentido de que pueden implicar cambio de ciudad y eso conlleva unos costes que quizás no pueden afrontarse.
¿Por qué se valora menos a un titulado FP que a un universitario?
En España, tradicionalmente la FP ha tenido un bajo prestigio, que deriva de una tradición de integrar estos estudios dentro del sistema educativo, donde han quedado como la cenicienta y se ha roto bastante su vinculación con el mundo profesional. Asimismo, se ha generado la idea de que el que no servía para estudiar, tenía la FP como alternativa. Eso durante décadas ha creado un desprestigio que no se corresponde con la realidad laboral, ya que muchos de esos ciclos de FP tienen tasas de paro por debajo de la de estudios universitarios.
¿Cuáles son las demandas de las nuevas generaciones?
Se pueden distinguir dos elementos: rasgos genuinos de esta generación y demandas distintas por el hecho de ser jóvenes. Por ejemplo, el salario quizás no se valora tanto en pro de que el proyecto empresarial y personal sea atractivo. Pero luego hay otros rasgos de esta generación como la concienciación medioambiental de las empresas.
¿Están cubriendo las compañías la necesidad de sus trabajadores de mejorar sus aptitudes digitales?
Cuando una empresa detecta que pierde productividad si sus empleados no actualizan su formación, comienza a darle importancia a los programas de esta índole. Lógicamente, querrían elegir desde el primer momento a una persona con esas competencias, pero como el mundo laboral avanza tan rápido, las necesidades en este sentido son cada vez más imperiosas.