Las entrevistas para puestos de trabajo son un reto para todos. A veces se convierten en procesos largos y tediosos tanto para los candidatos como para las empresas. Por ello, existen técnicas para agilizarlos, como es el caso de las 'entrevistas rápidas'. Aunque no es la primera vez que oímos hablar de ellas, parece que la carencia de personal en sectores como la hostelería ha devuelto la popularidad de esta práctica.
Este tipo de entrevista adapta el speed dating -que se basa en citas románticas- al trabajo, convirtiéndolo en job speed dating, cuya traducción literal es "citas rápidas de trabajo". Así, el objetivo se transforma en hallar el puesto ideal, en vez de encontrar el amor. Así, el desarrollo de esta consiste en la participación de un número determinado de empresas y candidatos, que tienen que encontrar su 'pareja ideal'.
El tiempo es acotado, generalmente, de una hora o una hora y media en las que los asistentes tienen que intentar ver qué ofrecen las empresas y los candidatos que participan e intentar que el 'flechazo' sea mutuo. De media, se suele disponer de 10 minutos de intercambio para los que se recomienda ir preparados para alcanzar el objetivo.
La preparación es clave
De esta forma, es importante cuidar cada detalle y establecer cómo vas a actuar y qué vas a decir previamente. En el mundo laboral se conoce como pitch, es decir, el discurso inicial que te tiene que ayudar a situarte en un buen punto de partida frente al otro interlocutor. Es recomendable que no dure más de tres minutos y tiene que resumir de forma concreta quién eres y qué buscas como persona o como empresa.
En esta línea, los candidatos no se pueden olvidar de llevar varias copias de sus currículums y tener claras cuáles son las condiciones mínimas para aceptar un puesto. Mientras, las empresas deberán elaborar folletos informativos para ir entregando a medida que se produzcan las interacciones. Además, aquellos que busquen trabajo deben informarse de las empresas que van a participar en el evento.
Muchas veces la clave se encuentra en los pormenores, por ello, es necesario tener en cuenta factores como los gestos, la entonación o la vestimenta escogida, así como los picos de atención, que son al inicio y al final del proceso de escucha. Tras este primer encuentro, los participantes deben decidir si se produce un segundo encuentro, en el que ambas partes pueden profundizar sobre los temas tratados en la primera cita.
