
De acuerdo con la empresa de software Payscale, el porcentaje de compañías que ofrecen empleos con el formato de 4 días laborables ha alcanzado por primera vez el 10%. Además, varias pruebas piloto ya han mostrado las ventajas e inconvenientes tanto para empleadores como para empleados, con un elevado porcentaje de empresas dispuestas a adoptarlas. En España la ciudad de Valencia desarrolla actualmente una prueba.
Una encuesta reciente de Monster indicaba que el 61% de los trabajadores optarían antes por una semana de trabajo condensado, y un 33% dejaría su empleo por otro que le ofreciese una semana laboral más corta.
Pero para la experta laboral de Monster, Vicki Salemi, las personas que deseen probar este formato deberían atender a una serie de "green flags" ("banderas verdes" o elementos deseables) que, durante las entrevistas, permitan a uno reconocer si la organización busca el beneficio de su plantilla, y si no intentará utilizar un formato intensivo que le resulte perjudicial.
Transparencia sobre trabajo y estrés
Sin embargo, Salemi dice que el hecho de tener fines de semana más largos no es simplemente una bendición, pues al fin y al cabo requiere realizar las mismas labores en menos tiempo. La experiencia puede ser "intensa", y "no es para todo el mundo", por lo que recomienda a los interesados que pregunten a empleadores o trabajadores cómo es el hecho de rendir más en ese tiempo reducido.
Así, para la experta es importante saber si la empresa ha cambiado el número de horas semanales de 40 a 32, o si simplemente las reparte en 10 horas diarias. Y en todo caso, pide preguntar a la gente que ya se ha involucrado en este cambio si ha necesitado un período de adaptación.
Trabajo en equipo para hacerlo viable
Salemi prosigue aconsejando a los interesados que averigüen los progresos de la empresa desde que implementó el formato: ¿Cuánto tiempo llevan con esta implementación? ¿Qué ajustes han realizado desde entonces? Y si sigue probándose, ¿Qué elementos pueden hacer que los jefes de la compañía se decanten por implementarla definitivamente?
Para la experta laboral, una de estas "green flags" sería que la dirección de la organización utilizase encuestas para obtener las críticas de sus trabajadores, con respecto a qué consideran que funciona y que no funciona del formato de semana de 4 días laborables. Por ejemplo, puede que se deshagan del quinto día gracias a la optimización de las comunicaciones, y reduciendo notablemente la cantidad de reuniones.
Ser claros con respecto al quinto día
Salemi dice que, al preguntar por las distintas experiencias individuales de tener un día más de descanso, existe la posibilidad de que no todas las respuestas hablen de dedicar tiempo a uno mismo, a la familia y amigos o a las aficiones. Y es que quizás algunas personas admitan que, en su caso, siguen trabajando pero no deben responder a llamadas, correos ni acudir a reuniones.
Es por esto que Salemi se pregunta si ese casi 40% de personas que prefieren el formato tradicional de 5 días, de acuerdo con la encuesta de Monster, se debe a la preocupación por tener que trabajar igualmente ese quinto día. "Eso muestra que se deben existir definiciones claras sobre el aspecto concreto de la semana laboral de 4 días, para que así los interesados puedan sopesar adecuadamente la posibilidad de unirse a las compañías que la promuevan", argumenta.
La flexibilidad de la compañía
Las compañías que realmente se preocupan por ofrecer flexibilidad laboral no solo incorporarían este formato, sino también otros beneficios como acuerdos de trabajo híbrido o remoto, o beneficios respecto al horario, entre otros.
Otra posibilidad sería permitir que quienes así lo demanden puedan volver al formato tradicional. Salemi pone el ejemplo de un padre que quiere trabajar menos horas al día para cuidar a su hijo. Entonces, recomienda enterarse de si es posible variar entre ambos formatos, ya sea haciendo un cambio que se mantenga o durante ciertos momentos del año.
Las señales visuales
La última recomendación de la experta laboral pasa por echar un vistazo durante las entrevistas, y fijarse en la actitud de los empleados de la compañía, con respecto a su puesto y a los demás. "¿Les notas contentos, ansiosos, cómodos o incómodos?"
También pide considerar si uno se siente presionado para que la entrevista sea breve, o si por el contrario se brinda una atención adecuada al proceso. Y es que, para Salemi, ese detalle "es parte de la cultura general de la compañía".