Si has tenido oportunidad de leer artículos anteriores, ya sabrás que la compensación total de una persona está compuesta por elementos que van más allá de la retribución salarial.
En esta ocasión, vamos a centrarnos en otro elemento que, al igual que la retribución dineraria, los beneficios sociales y la retribución flexible, también forma parte de tu compensación: el salario emocional.
Se entiende por salario emocional toda aquella compensación de carácter no financiero (dinerario o en especie) que influye directamente en el desarrollo y el rendimiento del talento en una organización y cuya finalidad última es fomentar un buen clima organizacional y satisfacer las necesidades personales y profesionales de sus empleados, haciendo que éstos se sientan motivados y comprometidos con la organización.
Es cierto que la retribución económica juega un papel importante en la motivación, pero no lo es todo, sobre todo cuando se analiza en el medio-largo plazo. Nuestro consejo es que no pierdas de vista y valores adecuadamente otros elementos que te hacen sentir parte de tu empresa y comprometido con ella. A continuación, nos referimos a algunos de ellos:
- Formación: tus conocimientos y la mejora de habilidades profesionales y personales son la base de tu desarrollo, son lo que te permitirá crecer en el mundo laboral y alcanzar tus metas. En este sentido, es muy importante que valores tanto el reciclaje en un tema puntual como la formación continua que una empresa puede poner a tu disposición.
- Reconocimiento: en una empresa donde existe una cultura de reconocimiento, cuando consigues un buen resultado, un logro, un objetivo marcado, etc., éste se evidencia y se pone en valor, se reconoce el esfuerzo y no se da por hecho que hacer bien el trabajo es simplemente obligación de cada persona. El efecto de esta acción repercutirá directamente en tu motivación, llevándote a seguir esforzándote y por lo tanto, a mejorar tu desempeño.
- Conciliación: es uno de los aspectos que más peso está adquiriendo en los últimos años ya que se valora cada vez más el poder conciliar la vida profesional con la vida personal. La retribución salarial ya no es tan importante sin otros incentivos que hagan que merezca la pena permanecer en la compañía. Los horarios de actividad laboral son cada vez más amplios y un buen esquema basado en la flexibilidad y que te permita mantener un equilibrio entre vida y trabajo, es algo que tienes que tener presente.
- Entorno de trabajo: al final de un año, son muchas las mañanas que te levantas para ocupar tu puesto de trabajo. Así, la influencia que este entorno ejerce en tu día a día es mucha y por esta razón es algo que debes tener en cuenta. En este contexto, es muy importante además que valores la relación con tus superiores y con tu equipo de trabajo, la política de comunicación, la cultura y los valores de tu compañía, que serán los que te permitan entender la estrategia corporativa y que te sientas identificado con ella.
- Oportunidades de crecimiento: hoy en día, no sólo es importante que tengas estabilidad sino también que cuentes con la posibilidad de tener un plan de carrera, de asumir nuevas funciones o responsabilidades, de promocionar o de cambiar de área dentro de la compañía; esto supondrá para ti un impulso en tu desarrollo.
Por lo tanto, a la hora de escuchar una oferta laboral o de plantearte un cambio, no sólo debes prestar atención a aspectos dinerarios sino que debes considerar la compañía desde todos estos aspectos; no olvides que tus intereses y emociones están directamente relacionados con tu motivación y satisfacción laboral.
Por: Isabel Álvarez Gil, experienced Senior y Cristina Guereñu, consultora en RRHH Deloitte España.