Elecciones Parlamento Europeo 2014

El Análisis | Cañete se mete en un lío con las mujeres, propio de principiantes

Arias Cañete y Valenciano, antes de comenzar el debate. Imagen: Archivo

Cañete se ha complicado innecesariamente la vida al referirse al hecho de que su oponente fuera mujer, algo que en política ?y en la vida- ha de afrontarse con la debida naturalidad. La respuesta que Valenciano le ha dado en un tuit a su aserto de que "debatir con una mujer es complicado" -"¿Entonces qué hacemos? ¿Fuera mujeres del debate?"- era la que cabía esperar. Resulta difícil de entender que un político curtido, con mucho mundo a sus espaldas, convierta en un problema el hecho de tener que debatir con? una mujer.

Pocas veces el periodista se sintió tan impelido a dejar de aburrirse ante un debate político como el de la otra noche, cuando Cañete y Valenciano nos depararon con su insoportable y tedioso cara a cara. Repleto de todos los tópicos de la legislatura y reducido a su mínima expresión, es decir al recuento de los respectivos memoriales de agravios para desacreditar al adversario.

En esta ocasión, la ciudadanía, en uso de su libérrimo albedrío, pensó lo mismo, y sólo el 9% de la audiencia soportó el tostón, que, según los expertos, podría influir en el resultado no más de en un uno por ciento.

Lo grave del caso es que era fácil imaginar que ocurriría tal cosa, ya que toda la campaña se ha desarrollado en clave interna, como todas las campañas de todas las elecciones europeas desde 1987. Sin embargo, cabía la esperanza de que esta vez, en vísperas de que el Parlamento Europeo tenga ya una verdadera potestad legislativa tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa -una verdadera Constitución-, los partidos se esforzasen por enjaretar un discurso europeo inteligible, encaminado a explicar a la ciudadanía que la residencia del verdadero poder está en Bruselas.

No ha habido ni siquiera amago de ello. Cañete y Valenciano se han embestido mutuamente como es ya usual en los debates sobre el estado de la nación, como si tuvieran que probar su enemistad, que tampoco queda por cierto clara en los detalles (por este procedimiento, que parece afectado, no se desmantela la tesis de que PP y PSOE son la misma cosa -o tienen los mismos intereses- que tanto perjudica a ambos).

El error de los asesores de Cañete

Pero, además, en esta ocasión, los asesores de Cañete se equivocaron de plano en la estrategia: a un debate de esta naturaleza hay que ir con una preparación tal que no hagan falta papeles, aunque se muestre alguno anecdóticamente. La imagen de un Cañete leyendo con dificultad sus propias notas precocinadas le perseguirá mucho tiempo, aunque su competencia, que nadie discute, haya quedado a salvo.

Por último, que el abogado del Estado Cañete era un mal candidato era fácil de diagnosticar, pero 'la telefonista de Ferraz', como la ha llamado inaceptablemente la popular asturiana Mercedes Fernández, ha agravado esta sensación con su frescura y espontaneidad, que es lo que le ha faltado a su antagonista.

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